miércoles, octubre 17, 2018

Cuaderno de viaje: Barcelona (12-14 de octubre de 2018)


Preparativos:
Una vez más, la idea original de pasar el doce de octubre tuvo que cambiarse, y así, de pensar en ir a Sevilla, al final nos decidimos por ir a Barcelona, y el motivo, esta vez, fue claramente uno económico: los vuelos a Sevilla nos salían escandalosamente caros, así que nos planteamos un destino más barato. O mejor dicho, uno en el que los vuelos y el alojamiento nos resultaran más baratos. Así que la noche del once de octubre nos acostamos pronto, que al día siguiente había que madrugar.

Día 12:
El despertador sonó muy temprano el viernes, tal vez demasiado. Pero claro, para coger el avión a la hora que teníamos pensado, teníamos que coger un autobús también muy pronto, así que cuando todavía no había amanecido, nos dirigimos a la estación de autobuses (encontrándonos con un colega por el camino). Un autobús al aeropuerto, un vuelo que salió con alrededor de media hora de retraso y a media mañana estábamos en Barcelona.
Pillamos la Travel Card, una tarjeta turística que nos permitía usar el transporte público de la ciudad, y nos zambullimos en el metro, muy limpio y eficiente. Llegamos al hotel, dejamos las maletas en su consigna y a callejear.
Lo primero que vimos fue que el recinto modernista de San Pau estaba muy cerca del hotel, así que allí nos dirigimos, para echarle un vistazo, aunque sin entrar. Luego, nos adentramos en la avenida de Gaudí, que nos llevaría directamente a la Sagrada Familia, y justo en ella nos encontramos con un antiguo compañero de instituto. Si es que al final nos encontramos con gente en todas partes.

Llegamos a la Sagrada Familia, pero en realidad la entrada para verla la teníamos para el día siguiente, así que simplemente habíamos ido para saber como llegar y tener claro que se podía llegar sin problemas desde el hotel. Después, buscamos donde comer y volvimos al hotel a descansar.
Por la tarde volvimos al metro para acercarnos hasta el Museo Egipcio, no sin antes pasar por delante de la Casa Milá. En el Museo estuvimos un buen rato recorriendo sus salas, muy bien explicadas y muy claras. De allí, nos acercamos hasta la Casa Batlló



Luego, después de tanta cultura, nos fuimos hasta una cervecería que nos habían recomendado para tomar algo, y luego a otra para cenar y seguir tomando birras. Al metro y al hotel a descansar, que estábamos destrozados.

Día 13:
El sábado amaneció gris y amenazando lluvia, pero eso no impidió que, después de desayunar, cogiésemos el autobús para subir hasta el Parque Güell. Como llegamos antes de la hora a la que teníamos la entrada a la Casa Museo de Gaudí, estuvimos un rato largo recorriendo el parque y admirando los diseños de Gaudí. Luego a la Casa Museo, en la que pudimos conocer más la obra de este artista, y en la que, al final, nos acabamos comprando un par de libros. No tenemos remedio.

Autobús otra vez y volvimos al hotel para dejar lo que habíamos comprado. Otra vez al metro, para acercarnos al centro. En una pastelería compramos unos dulces de piñones típicos de la fiesta de Difuntos para controlar la gusa. Nos pusimos a patear la Rambla de Catalunya y entonces vimos un sitio con buena pinta para tomar una cerveza. Durante el tiempo que estuvimos allí, la lluvia descargó con fuerza, así que finalmente decidimos comer también allí.
Esquivando como podíamos la lluvia, salimos de allí en dirección a la Sagrada Familia, y no nos quedó más remedio que buscar un sitio cerca del templo para poder tomar un café y esperar a que escampara. Por fin, la lluvia paró y pudimos dar una vuelta alrededor de la Sagrada Familia antes de entrar. Y justo al dar la vuelta vimos una tienda de turrones y chocolates de la que habíamos oído hablar y que nos dio una idea para después de la visita.

Entramos en la Sagrada Familia y estuvimos un rato muy largo visitándola. La cantidad de detalles, la simbología, la luz de su interior… todo es muy diferente a cualquier otra iglesia que podamos conocer. No nos dejó indiferentes.
De allí salimos y, antes de volver al hotel, nos metimos en la tienda que habíamos visto antes, que el chocolate también es algo muy interesante, ¿verdad?
Al hotel al descansar un buen rato, que para el resto del día no tenemos nada mejor que hacer.
Eran alrededor de las siete o las ocho cuando volvimos a salir del hotel para lanzarnos al metro, en dirección al Mercado de la Boquería. Justo salimos del metro allí mismo y nos dimos cuenta de que el Mercado está justo enfrente del Museo Erótico. No entramos, que seguro que hubiera sido divertido…
Una breve mirada a un Mercado que estaba ya cerrando y buscamos una cervecería que nos habían recomendado para tomar algo. Luego, a otra para, además de tomar cerveza, cenar algo.
Después de cenar, nos recorrimos Las Ramblas hasta llegar a la estatua de Colón, pasando por delante del Liceo y del Museo de Cera. De allí al hotel.

Día 14:
No madrugamos demasiado, que tampoco había demasiada prisa. Después de desayunar y de recoger nuestras maletas nos lanzamos al metro por última vez para ir al aeropuerto. Esta vez el avión salió más o menos a su hora, así que a eso de las dos y media estábamos en Asturias. Comimos algo rápido, cogimos un autobús y a las cuatro ya estábamos en casa metiendo ropa sucia en la lavadora.

En definitiva:
Barcelona es una ciudad muy chula, con mucho que ver y en la que echamos de menos el tener algo más de tiempo para visitarla en condiciones. El legado de Gaudí está en casi cada esquina de la ciudad, y eso hace que sea una ciudad cargada de encanto.
Mucho nos tememos que más pronto que tarde vamos a volver…

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