Hola a todo el
mundo:
Esta temporada
hay muchos temas interesantes que comentar, algunos más trascendentales y otros
mucho menos. Sin embargo, hoy me apetece hablar de uno de los temas más
trascendentales de estos días: las elecciones francesas de este año.
Como todo el
mundo sabe, la primera vuelta de estas elecciones fue un descalabro para los
partidos tradicionales, especialmente para el Partido Socialista, lo que
significa que a la segunda vuelta pasaron Emmanuel Macron y la ultraderechista
Marine Le Pen.
A pesar de que
un político como Macron puede parecernos que no es la opción más interesante
para la ciudadanía, desde mi punto de vista mucho peor sería la victoria de Le
Pen. Su discurso demagógico, populista y, sobre todo, racista pondría en
peligro desde algo tan inmediato como la propia pertenencia de Francia a la
Unión Europea hasta la recepción de refugiados de países como Siria. Todo esto
tendría unas consecuencias a largo plazo demasiado peligrosas.
Por eso, desde
mi punto de vista, no hay alternativa. Yo creo que los franceses que todavía
creen en la democracia no tienen más remedio que votar a Macron aunque no estén
de acuerdo con sus propuestas, para evitar la victoria de Le Pen. A partir de
ese momento, la izquierda tiene cuatro años para reorganizarse, llevar a cabo
una oposición productiva y volver a presentarse como una alternativa de
Gobierno.
Por el bien de
Francia y por el bien de Europa.
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