Hola a todo el mundo:
Pues resulta que ya estamos en
precampaña electoral (o, como se decía en algún medio de comunicación el pasado
fin de semana, en “recampaña”), y nuestros políticos se dedican a hacer actos
para convencernos de que ellos son la mejor opción. Sin embargo, la semana
pasada, Albert Rivera decidió hacer campaña no en nuestro país, sino en
Venezuela.
Por un lado, es interesante que
muestre su interés por los problemas de un país culturalmente tan cercano al
nuestro, pero, por otro lado, me parece que es un tanto oportunista, por no
decir falso.
En primer lugar, porque, ya que
aspira a ser determinante en el Gobierno de nuestro país, debería recordar
también que aquí hay un veinte por ciento de la población en riesgo de pobreza y exclusión social. En segundo lugar, porque está muy bien que recuerde a
Venezuela, pero, por lo mismo, debería recordar a Yemen, Cuba, Corea del Norte,
China o tantos otros países que sí son dictaduras.
Porque, sinceramente, yo sigo sin
considerar a Venezuela una dictadura propiamente dicha. Vale que no es una
democracia tan desarrollada como la nuestra, pero eso no convierte a ese país
en una autocracia. En este caso, yo más bien lo consideraría lo que Colomer
llama una “anocracia”, un sistema híbrido e intermedio que debería (o, al
menos, podría) dar lugar a una democracia consolidada.
Claro que, después de escuchar a
Rivera decir que las dictaduras son regímenes de cierta paz y orden, no sé si
tiene muy claro lo que pasa en Venezuela ni lo que es una dictadura.
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