El otro día
escuchamos la noticia de que las organizaciones empresariales habían
llegado a un acuerdo con los sindicatos para que el próximo año
hubiera una subida de sueldos de hasta un uno por ciento. Superada la
etapa de la risa floja y del sarcasmo al leer la noticia, todos
llegamos a la conclusión de que esto no era más que una rendición
de los sindicatos a las exigencias de unos empresarios que, cada vez
más, están demostrando que pueden controlar hasta las decisiones
gubernamentales.
Sin embargo, a pesar
de todos los errores que los sindicatos están cometiendo en los
últimos tiempos, yo sigo pensando que su labor es válida, aunque
también creo que sería necesario llevar a cabo una profunda reforma
en su funcionamiento para que pudieran cumplir con su cometido de
forma verdaderamente efectiva.
En primer lugar, la
labor de los sindicatos en la negociación colectiva en determinados
sectores sigue siendo válida, sobre todo en aquellos en los que la
afiliación es elevada, aunque siempre recordando que el poder
empresarial sirve de contrapeso hasta el punto de que, en muchos
casos, el poder sindical queda reducido tan solo a negociar
cuestiones tales como las vacaciones o similares, es decir,
cuestiones menos trascendentales y profundas de lo que nos gustaría.
No obstante, también
creo que la pérdida del poder de los sindicatos puede llegar a ser
nefasta para el sistema político de un país. Por poner un ejemplo,
en el caso británico, el desmantelamiento de los antaño poderosos
sindicatos de los trabajadores del sector minero-metalúrgico durante
la época de Margaret Thatcher, unido al hecho de que el Partido
Laborista empezó a fijar su atención más en las clases medias que
en las clases trabajadoras, hizo perder a esas clases trabajadoras
sus referentes políticos, lo que les hizo volver la mirada hacia
partidos populistas y xenófobos, como el partido ultraderechista
UKIP, que, incapaz de ofrecer soluciones, se limitó a presentar
culpables.
¿De verdad
querríamos un escenario así en nuestro país, ahora que parece que
el PSOE también está olvidando el significado de la “O” de sus
siglas?
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