Hola a todo el
mundo:
Aunque no es algo
que haga muy a menudo, hoy me apetece hablaros de una serie de
televisión. Desde hace algún tiempo, se está volviendo un tópico
decir que las mejores ideas en las historias de ficción las podemos
encontrar en la tele en lugar de en el cine; no sé si en general es
así, pero estoy seguro de que la serie de la que os voy a hablar hoy
está muy por encima de la mayoría de las películas que vamos a
encontrar hoy en la cartelera. Y es que os voy a hablar de Breaking bad, una serie a la que he dedicado unos pocos meses y que acabo de
terminar de ver.
Breaking bad es la
historia de Walter White, un profesor de Química un poco pringao que
completa su escaso sueldo lavando coches. Un día, le diagnostican un
cáncer y entonces él toma la decisión de empezar a elaborar
metanfetamina junto con un antiguo alumno para poder costearse el
tratamiento (ya sabéis que en Estados Unidos la sanidad no es
universal) y, de paso, dejar algo de dinero a su familia si al
final muere. A lo largo de las cinco temporadas que tiene la serie,
nos cuentan como va cada vez el hombre honrado va corrompiéndose
cada vez más (precisamente “breaking bad” significa eso,
“volviéndose malo, corrompiéndose”) como si Walter fuera
sufriendo progresivamente una metamorfosis, al estilo del doctor
Jeckyl y el señor Hyde, que va haciendo que el personaje que empieza
a interpretar, Heisemberg, se adueñe de su personalidad hasta que se convierte en alguien
despiadado y ambicioso, totalmente distinto al Walter de los primeros
capítulos.
Por su parte, Jesse
Pinkman, su antiguo alumno y su socio en el negocio de las drogas, es
un chaval sin referentes que es manipulado primero por Walter y
después por otros personajes, para hacer lo que todos quieren que
haga. Al final de la serie nos puede quedar la duda de lo que pasa
con él, pero en realidad no nos importa. La serie es sobre Walter, su
degeneración y su descenso a un infierno que él mismo ha creado. Lo
que le pase a Jesse no nos interesa.
Junto a ellos dos y
a diferencia de otras series como The walking dead en las que los personajes secundarios apenas tienen características que los individualicen, en Breaking bad encontramos una
constelación de personajes secundarios perfectamente identificables
(la familia de Walter, las novias de Jesse, los policías que los
persiguen, su abogado, los narcotraficantes con los que trabajan…)
y con características propias, que, cada uno a su manera, va aportando
complejidad a una trama que se enreda poco a poco y nos atrapa hasta
que, casi sin darnos cuenta queremos ver otro capítulo más aunque
ya se nos haya hecho tarde y mañana haya que madrugar.
Ahora se habla de
que puede haber una sexta temporada, y a mí me parece un grave
error. El final de la quinta temporada es suficientemente épico como
para que una temporada más solo sirva para estropear la historia (Actualización: era una broma del portal National Report que mucha gente se tomó en serio).
Aunque estoy seguro
de que, si hubiera una sexta temporada, yo la vería sin dudarlo.
Y vosotr@s también
deberíais ver esta serie, hacedme caso.
Por cierto, escuchad este narcocorrido que sale en la segunda temporada: