jueves, abril 30, 2015

Descenso al infierno

Hola a todo el mundo:
Aunque no es algo que haga muy a menudo, hoy me apetece hablaros de una serie de televisión. Desde hace algún tiempo, se está volviendo un tópico decir que las mejores ideas en las historias de ficción las podemos encontrar en la tele en lugar de en el cine; no sé si en general es así, pero estoy seguro de que la serie de la que os voy a hablar hoy está muy por encima de la mayoría de las películas que vamos a encontrar hoy en la cartelera. Y es que os voy a hablar de Breaking bad, una serie a la que he dedicado unos pocos meses y que acabo de terminar de ver. 


Breaking bad es la historia de Walter White, un profesor de Química un poco pringao que completa su escaso sueldo lavando coches. Un día, le diagnostican un cáncer y entonces él toma la decisión de empezar a elaborar metanfetamina junto con un antiguo alumno para poder costearse el tratamiento (ya sabéis que en Estados Unidos la sanidad no es universal) y, de paso, dejar algo de dinero a su familia si al final muere. A lo largo de las cinco temporadas que tiene la serie, nos cuentan como va cada vez el hombre honrado va corrompiéndose cada vez más (precisamente “breaking bad” significa eso, “volviéndose malo, corrompiéndose”) como si Walter fuera sufriendo progresivamente una metamorfosis, al estilo del doctor Jeckyl y el señor Hyde, que va haciendo que el personaje que empieza a interpretar, Heisemberg, se adueñe de su personalidad hasta que se convierte en alguien despiadado y ambicioso, totalmente distinto al Walter de los primeros capítulos.

Por su parte, Jesse Pinkman, su antiguo alumno y su socio en el negocio de las drogas, es un chaval sin referentes que es manipulado primero por Walter y después por otros personajes, para hacer lo que todos quieren que haga. Al final de la serie nos puede quedar la duda de lo que pasa con él, pero en realidad no nos importa. La serie es sobre Walter, su degeneración y su descenso a un infierno que él mismo ha creado. Lo que le pase a Jesse no nos interesa.
Junto a ellos dos y a diferencia de otras series como The walking dead en las que los personajes secundarios apenas tienen características que los individualicen, en Breaking bad encontramos una constelación de personajes secundarios perfectamente identificables (la familia de Walter, las novias de Jesse, los policías que los persiguen, su abogado, los narcotraficantes con los que trabajan…) y con características propias, que, cada uno a su manera, va aportando complejidad a una trama que se enreda poco a poco y nos atrapa hasta que, casi sin darnos cuenta queremos ver otro capítulo más aunque ya se nos haya hecho tarde y mañana haya que madrugar.
Ahora se habla de que puede haber una sexta temporada, y a mí me parece un grave error. El final de la quinta temporada es suficientemente épico como para que una temporada más solo sirva para estropear la historia (Actualización: era una broma del portal National Report que mucha gente se tomó en serio).
Aunque estoy seguro de que, si hubiera una sexta temporada, yo la vería sin dudarlo.
Y vosotr@s también deberíais ver esta serie, hacedme caso.
Por cierto, escuchad este narcocorrido que sale en la segunda temporada:

sábado, abril 25, 2015

¿Alguien me lo explica?

Esta semana hemos sabido que Trillo y Martínez Pujalte recibieron unas cantidades bastante considerables de dinero de unas empresas privadas por realizar trabajos al margen de su labor mientras eran Diputados en el Congreso. Y tanto ellos como su partido político nos dicen que no pasa nada, que no es algo que suponga una incompatibilidad con su labor parlamentaria. Y además, también hemos podido escuchar a gente del Partido Popular, como Rafael Hernando, decir, entre otras cosas, que la legislación sobre incompatibilidades debería ser menos rígida (¡!), y que los Diputados están mal pagados en comparación con otros países de nuestro entorno.
Y sin embargo, a mí me gustaría saber por qué un profesor, por poner un ejemplo, está sometido a una legislación tan rígida en lo que se refiere a incompatibilidades, mientras que un Diputado, que cobra bastante más y encima tiene complementos en forma, por ejemplo, de dietas, está sometido a una tan laxa.
¿Hay por aquí alguien que pueda explicármelo?

jueves, abril 23, 2015

Feliz día del libro

Hola a todo el mundo:
Como siempre cuando llega el 23 de abril, hoy os voy a dejar aquí un texto sobre libros. Este año quería volver a dedicarlo a hablar de Don Quijote, porque me lo estoy volviendo a leer (y ya van cuatro veces, colegas), pero como, debido a mis actuales actividades, no tengo tanto tiempo como me gustaría y suelo tener que dar prioridad a otros libros diferentes, voy a dejarlo para un poco más adelante. Pero no dudéis que muy pronto volveré a hablar de Don Quijote y de Sancho Panza.
Entonces hoy me gustaría reflexionar sobre lo mucho que ganamos cuando leemos. No es solo la manera más habitual de adquirir conocimientos, sino que, si hablamos de ficción, es la puerta a mundos que ya no existen, o incluso a otros que nunca han existido.
¿Habéis luchado alguna vez contra dragones? Pues yo sí, cuando me leí El hobbit.
¿Alguna vez combatisteis a las puertas de Troya? Yo lo hice cuando me leí la Ilíada.
¿En alguna ocasión habéis confundido a unos molinos de viento con gigantes? Yo mismo, cuando me leí el Quijote.
¿Habéis recorrido el Mediterráneo luchando contra brujas y cíclopes? Yo sí pude hacerlo, leyendo la Odisea.
¿Conocisteis de cerca como sería una dictadura hecha por animales? Yo pude conocerla, cuando me leí Rebelión en la granja.
Y seguiría así con muchos más libros, clásicos y actuales.
No intento con esto presumir de lo mucho que he leído, porque sí, es verdad que he leído mucho y siempre estoy leyendo algo, pero también es verdad que me queda mucho (tal vez demasiado) por leer. Simplemente intento decir que a través de la Literatura podemos vivir muchas más vidas además de la nuestra. Y muchas veces, esas vidas que tenemos la oportunidad de vivir son mucho más divertidas e interesantes que las nuestras.
Así que, dicho todo esto, me despido con mi más cariñoso… ¡¡Feliz día del libro!!

miércoles, abril 22, 2015

Responsabilidades

Ayer por la mañana una noticia inesperada me sobrecogió, igual que supongo que os sobrecogió a tod@s vosotr@s: la del chaval que mató a un profesor en un instituto de Barcelona. La noticia, no hace falta que lo diga, es de las más trágicas de los últimos tiempos en nuestro país. 
Sin embargo, de todo lo que se está diciendo sobre este tema, me voy a quedar con el hecho de que, por lo que parece, hay mucha gente interesada en decir que este chaval no es responsable de lo que hizo. 
Y no digo esto solo por el hecho de que, al tener solo trece años el tío sea inimputable, sino también porque en algunos medios parece que les interesa decir que la culpa no es suya.
Sin ir más lejos, el lunes, mientras cenaba, con las noticias de fondo, como siempre, en los informativos de no recuerdo qué cadena de televisión decían que iban a hablar de las implicaciones sociológicas del caso. No de las psiquiátricas, que, creo yo, deberían ser las primeras en ser tenidas en cuenta. De las sociológicas.
Y entonces, nos decían que el chaval era fan de un personaje de The Walking Dead que usa una ballesta. Y que le gustaba la lucha libre. Y no llegué a escuchar mucho más, pero seguro que también hablaron de videojuegos o de música. ¿Que por qué lo imagino? Pues porque son los argumentos de siempre. 
A ver. Una persona normal no va a matar a nadie, por mucho que vea The Walking Dead, escuche a Slayer, juegue a videojuegos o haga cualquier cosa. Y una persona que está chiflada va a matar cuando las voces de su cabeza le digan que lo haga, aunque de pequeño viera Barrio Sésamo, escuche a Mozart y juegue al parchís. 
Aunque puede que buscar causas en las aficiones del chico y no en su cerebro sea una forma como otra cualquiera de vendernos un tipo concreto de contenidos como los únicos "respetables" y de paso buscar que no nos paremos a pensar en otras cosas más importantes.
¿No os parece?

P. D.: Por supuesto, toda mi admiración al compañero que murió cumpliendo con su deber. 

viernes, abril 17, 2015

El crepúsculo de los dioses

Hola a todo el mundo:
La verdad, últimamente no tengo demasiado tiempo para escribir, pero eso no significa que me olvide de vosotr@s. Y, afortunadamente, ayer hubo una noticia lo bastante trascendental como para que se me ocurriera algo: la detención de Rodrigo Rato.
La detención de alguien como Rato por fraude fiscal, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales es algo muy relevante, porque hablamos de alguien que fue Vicepresidente del Gobierno, Ministro de Economía (y en este Ministerio también tuvo, durante algún tiempo, las competencias relativas a Hacienda), que sonó como posible sucesor de Aznar, que fue Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, que fue mandamás primero de Caja Madrid y luego de Bankia, y que también estuvo en consejos de administración de empresas como Teléfonica, o sea, que fue alguien de peso, una figura importante dentro del Partido Popular, e incluso el icono del “Milagro Económico Español”.
Pero lo que a mí me parece verdaderamente grave es, por un lado, que el que daba lecciones a todo el mundo sobre sus economías, ahora resulta que era un delincuente. Pero por otro lado, también me parece grave el hecho de que nuestro Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que tan alegremente habló de los fraudes de Jordi Pujol o insinuó que había actores que no pagaban sus impuestos, ahora no quiera hablar, a pesar de que Rato se acogió a esa amnistía fiscal que Montoro se sacó de la manga, para beneficiar a gente así.
Si tuvieran vergüenza, a muchos gerifaltes del PP se les debería estar cayendo la cara de vergüenza. Y Montoro, por su parte, debería ir al Parlamento a explicar los pormenores de la amnistía que tanto ha beneficiado a tantos delincuentes. Y Rajoy nos tendría que explicar también como se atreve a poner como ejemplo a alguien como Rato.
Si tuvieran vergüenza…