Hola a todo el
mundo.
La verdad es que
llevaba tiempo sin acercarme por este rinconcito de la blogosfera.
Tanto, que tengo el blog lleno de polvo y telarañas. Voy a tener que
limpiar y ventilar un poco, jajaja.
Pero sobre todo, lo
que tengo que hacer es escribir, que así, a lo tonto, llevo casi un
mes sin escribiros nada. Y la verdad, se me han quedado antiguos
algunos temas, como el de la abdicación de un rey y la proclamación
de otro, la censura a dibujantes y otras cosas así. Luego, otros
temas, como las declaraciones de Joan Rossell del otro día, no los
quiero tratar porque, en los meses de julio y agosto, no me gusta
escribir sobre temas serios.
Así que voy a
hablaros de una peli que tenía muchas ganas de ver y que, por fin,
pude ver esta semana: Cisne negro.
Desde hace algún
tiempo, más o menos desde que se había estrenado, tenía ganas de
echarle un vistazo a esta película, porque había escuchado muchas
opiniones sobre ella, y la mayoría favorables. Además, el que
algunos que saben más que yo la calificaran de película de “terror
psicológico”, hizo que me interesara todavía más.
Y es que se trata de
una película muy compleja, en la que nos cuentan la historia de
Nina (Natalie Portman), una bailarina de una compañía de Nueva York
que desea interpretar el papel principal en El lago de los cisnes, de Chaicovski. Como sabréis (reconozco que yo no lo sabía, jajaja), el papel de Reina Cisne supone una
dualidad entre el Cisne Blanco, puro e inocente, y el Cisne Negro,
más sensual y oscuro. Y ahí está el problema de Nina: ella borda
las partes del Cisne Blanco, pero para interpretar las partes del
Negro necesita buscar su lado más oscuro.
A todo esto se une
la difícil relación con su madre, una bailarina retirada o, más
bien frustrada (relación en la que podemos ver una influencia de la
peli Carrie), y también la relación con el director de la compañía
(¿a nadie más le parece un guiño a Fama que este personaje se
llame Leroy?), o la rivalidad con la chica que la debería sustituir en caso de lesión (Mila Kunis), que sí hacía bien las partes del Cisne Negro.
Así, en la película
vemos como Nina está cada vez más absorbida por el baile y, sobre
todo, por esa búsqueda de su lado oscuro, hasta el punto de que hay
momentos en los que no sabemos qué es real y qué es producto de su
imaginación cada vez más desquiciada.
Por este papel,
Natalie Portman se llevó el Óscar, el Globo de Oro y algún que
otro premio más, muy merecidos, desde mi punto de vista, porque hace
un papel complejísimo y lleno de matices, que nos deja a todos con
la boca abierta por la fuerza que desprende en pantalla.
Una película que
vale la pena ver, hacedme caso.
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