Hoy es día quince de
mayo. Es 15-M. Hoy hace un año que se inició el movimiento social
más interesante y espero que más trascendental de la Historia
reciente no sólo española, sino también europea y casi mundial.
Porque, aunque algunos quieran criticarlo o mostrarlo como algo
minoritario o carente de propuestas (cosa muy discutible si leemos su
enorme cantidad de propuestas), se trata de un movimiento social que
canaliza el descontento de ciertas capas de la sociedad, cada vez más
numerosas y cada vez más conscientes de que las medidas que se toman
para salir de la crisis lo que están haciendo es condenar al paro y
la precariedad a grandes masas de personas.
Que es minoritario, nos
dicen… Pues no lo será tanto si ponen tan nerviosos a los que
mandan. Claro que, aunque lo fuera, ¿está mal escuchar las
propuestas de las minorías? Al fin y al cabo, los banqueros no dejan
de ser una minoría de la sociedad...
Y si vemos al 15-M como
lo que ha acabado siendo, como un movimiento que trasciende lo
español para convertirse en algo global, resulta todavía menos
minoritario, porque el ejemplo español se trasladó a otros muchos
países de Europa y hasta a Estados Unidos, donde el movimiento
Occupy Wall Street ya ha aparecido hasta en alguna serie de la tele
(ahora mismo no recuerdo si fue CSI NY o Castle).
¿Carente de propuestas?
¿De verdad? ¿Alguno de los que lo dice se ha molestado en leer las
propuestas que hacen para la mejora de la situación política y
económica de Europa? Vale que no todas son del todo realistas, pero
ahora mismo tenemos en el Gobierno de la nación a un partido que
hizo muchas menos propuestas en campaña electoral (y que las pocas
propuestas que hizo ya las incumplió).
Y el otro día la
Delegada del Gobierno en Madrid lo criticaba diciendo que el 15-M es
un movimiento político. ¡¡Pues claro que lo es!! Lo es porque
somos ciudadanos, y por lo tanto tenemos derecho a una representación
política y una voz que vaya más allá de votar cada cuatro años.
Porque somos “animales políticos”.
Seguramente a los
políticos y tertulianos de este país les resultará extraño un
movimiento que surgió de manera espontánea, que no acepta consignas
de partido, que es transversal, porque no representa a un único
estrato de la sociedad, que es intergeneracional, porque en él vemos
personas de todas las edades, y sobre todo que es horizontal, porque
en él no hay líder alguno. Y precisamente por esa extrañeza que
les causa, tenemos que escuchar las tonterías que se dicen a diario
del 15-M, porque tertulianos y políticos no entienden que a veces
hay posibilidades diferentes a las que ellos plantean.
Este movimiento, hermano
de la Primavera Árabe y que se desarrolló gracias al poder de unas
redes sociales que permiten la coordinación y las organización de
las personas en tiempo real, no es sino la expresión del descontento
ante los desmanes de una clase política anquilosada y cobarde,
incapaz de asumir unas medidas para salir de la crisis que busquen el
bienestar de sus ciudadanos y no sólo el bienestar de los bancos.
El 15-M es un movimiento
de indignación que, lejos de ser antisistema (antisistema son los
banqueros suicidas que nos han llevado a esta situación), lo que
intenta es hacer que el sistema sea más eficaz, buscando
alternativas desde dentro de él. Y es, sobre todo, la demostración
palpable de la madurez democrática de una ciudadanía que ya no
acepta el bipartidismo imperfecto que tenemos, de una ciudadanía que
ya no se cree las respuestas fáciles y cortoplacistas de unos
políticos que sólo buscan el rédito partidista y electoralista. De
una ciudadanía que quiere ser parte activa de la Historia política
de su país.
Y por eso, su
trascendencia va a ser tan grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario