Menudas noticias que
encontramos estos días, ¿verdad? Que si el Gobierno central impugna
las oposiciones a Cuerpos Docentes de Andalucía, que si los recortes
en sanidad va a hacer que los inmigrantes dejen de tener acceso a más
cuidados médicos que los de los servicios de urgencias (colapsando
dichos servicios y haciéndolos menos eficientes y más caros), que
si el Gobierno concede la amnistía a los que defrauden a Hacienda,
que si con la que está cayendo el rey se va de caza, que si recortes y más recortes… Y para rematar, el Gobierno, al que cada vez le
quedan menos promesas que incumplir y menos mentiras que decir, lanza
un brindis al sol y dice que los equipos de fútbol deberán dejar de
estar endeudados… en 2020.
Luego miramos cómo está
la cosa en el resto de Europa y vemos que en Holanda, incapaz de
tirar con tanto recorte, el Gobierno tiene que convocar elecciones
anticipadas. Que en Francia, es muy posible que Sarkozy pierda el
Gobierno y que la ultraderecha crece mucho. Que en el Reino Unido,
con su política de austeridad y sin el lastre del euro, están en
recesión. Que si algunos dirigentes políticos (menos Rajoy, por
supuesto) empiezan a cuestionar las medidas propuestas por Merkel. Y
nos preguntamos si, al final, tanta austeridad y tanto recorte
servirán de algo.
Y lo que pasa es que todo
esto sólo está llevando a que cundan el miedo y el desánimo entre
la ciudadanía. Los correos electrónicos y las conversaciones que
tuve con varios amigos estas últimas semanas, la conversación que
tuve hace unos días con una antigua profesora de mi instituto a la
que me encontré fortuitamente en una cafetería, la lectura del
último artículo de Javier Marías… todo me lleva a darme cuenta
de que la gente tiene miedo. Miedo de perder el trabajo, miedo de no
encontrar uno. Miedo de no salir de esta situación, en definitiva. Y
una población con miedo no sólo tendrá menos ganas de luchar, sino
que tendrá menos ganas de consumir, con lo que la economía tampoco
se reactivará, y el crecimiento seguirá siendo un objetivo
imposible de cumplir.
Si premios Nobel de
Economía como Paul Krugman o Joseph Stiglitz nos dicen que nunca se
salió de una crisis económica con austeridad, y la Historia les da
la razón… ¿por qué los políticos se obstinan en hacer todo
esto?
Y una última pregunta:
¿qué podemos esperar de Gobiernos que toman medidas que fomentan el
miedo entre sus ciudadanos?
Si es que esto es lo que nos pasa por enfocar la política como si fuera el Madrid-Barça, en vez de enfocarla como una cuestión de Estado.
P. D.: Ya sé que el
lunes, por aquello de la tradición, tendría que haber escrito sobre
libros y literatura, pero qué queréis que os diga, tal como está
el patio no tengo cuerpo para esas cosas.
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