No pensaba escribir hoy ni sobre este tema, que este fin de semana hay varios conciertos y habrá que escribir sobre ellos. Pero ayer se me ocurrió colgar en mi Facebook el enlace al último artículo de Javier Marías, y se formó un debate interesantísimo entre mis colegas. Y ese debate me dio una idea, un poco idealista, utópica y difícil de llevar a cabo, pero que me pareció buena:
Todo lo que se me ocurrió parte de mi convicción de que hace falta regenerar la política de este país, para intentar que haya menos sectarismo. No hablo de renunciar a las ideas (o a las ideologías, si os gusta más la palabra), sino a ser capaces de aceptar las buenas ideas aunque vengan de los de enfrente, y sobre todo, a ser capaces de colaborar para conseguir una mejor gestión de los recursos y, por ende, de buscar una mejor atención de los ciudadanos.
No sería necesario crear un nuevo partido de carácter transversal, porque al final, los partidos pequeños sólo sirven para atomizar el voto. Pero sí podría ser interesante crear un grupo de opinión (un think tank, que dicen los pedantes) en el que participaran personas de diferentes sensibilidades políticas, para poder confrontar opiniones y argumentos, creando así un estado de opinión que sacara a la calle debates e ideas verdaderamente útiles.
Lo que ya sería más chungo es que los partídos políticos fueran capaces de incorporar esas ideas a sus programas, porque eso significaría reconocer que se equivocaron en sus estrategias (por cierto, ¿os habéis fijado en que en Estados Unidos políticos y empresarios hablan de sus errores para decir que los errores que cometieron no los volverán a cometer, mientras que aquí se tiende a ocultarlos? Es otro mundo, leñe).
Pero al menos, evitaríamos el populismo hacia el que, cada vez más, parece que nos estamos dirigiendo. Y eso ya sería un avance.
¿A vosotros qué os parece?
Todo lo que se me ocurrió parte de mi convicción de que hace falta regenerar la política de este país, para intentar que haya menos sectarismo. No hablo de renunciar a las ideas (o a las ideologías, si os gusta más la palabra), sino a ser capaces de aceptar las buenas ideas aunque vengan de los de enfrente, y sobre todo, a ser capaces de colaborar para conseguir una mejor gestión de los recursos y, por ende, de buscar una mejor atención de los ciudadanos.
No sería necesario crear un nuevo partido de carácter transversal, porque al final, los partidos pequeños sólo sirven para atomizar el voto. Pero sí podría ser interesante crear un grupo de opinión (un think tank, que dicen los pedantes) en el que participaran personas de diferentes sensibilidades políticas, para poder confrontar opiniones y argumentos, creando así un estado de opinión que sacara a la calle debates e ideas verdaderamente útiles.
Lo que ya sería más chungo es que los partídos políticos fueran capaces de incorporar esas ideas a sus programas, porque eso significaría reconocer que se equivocaron en sus estrategias (por cierto, ¿os habéis fijado en que en Estados Unidos políticos y empresarios hablan de sus errores para decir que los errores que cometieron no los volverán a cometer, mientras que aquí se tiende a ocultarlos? Es otro mundo, leñe).
Pero al menos, evitaríamos el populismo hacia el que, cada vez más, parece que nos estamos dirigiendo. Y eso ya sería un avance.
¿A vosotros qué os parece?
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