Llegó a su casa, después de un día en el que había realizado su trabajo como siempre: Había sido el portavoz y el altavoz de aquéllos que le pagaban (muy bien, todo sea dicho) por manipular a los que le escuchaban; además, había aderezado su discurso con mentiras, insultos e improperios varios contra amigos y enemigos, para demostrar a los "modernos fariseos" que le pagaban que era un fiel estómago agradecido.
Había sido lo que Eça de Queiroz habría llamado un "bellaco con ortografía, sin escrúpulos, que redactaba con lenguaje sonoro los insultos, las calumnias", y había hecho buenas las frases que dicen "¡Si hay escándalo, se cuenta! ¡Si no lo hay, se inventa!". Fiel a sus principios actuales, claro.
Se acercó cojeando a su despacho, dejó su portafolios sobre el escritorio, y se acercó a la ventana. Desde ella, vio a alguien que conocía. Pero no recordaba de qué.
Durante todo el resto de la tarde estuvo haciendo memoria, pero no pudo acordarse de qué conocía a ese hombre. Cenó con la cabeza ocupada en recordar, pero sin éxito. Se acostó, y, con su conciencia tranquila, durmió profundamente.
Eran las tres y cuarto de la mañana cuando volvió a despertarse. Entre sueños, había recordado a ese hombre.
Se levantó de la cama y, todo lo rápido que su cojera le permitía, fue hacia su despacho. Cogió un viejo álbum de fotos de un estante y rebuscó entre las fotografías ajadas por el tiempo.
Ahí estaba. Incluso podía recordar su nombre. Ese hombre había sido su amigo en otro tiempo. En otra vida. Cuando sus principios eran diferentes.
En la fotografía se veía el emblema de un partido político al que ahora insultaba, y recordó que antes él creía en ese partido. Ahora, sólo creía en los que le pagaban.
"¿Para qué quiero principios, si tengo dinero?", se dijo.
Pero antes de acostarse fue al cuarto de baño y, al verse reflejado en el espejo, no pudo evitar preguntarse "¿Quién soy?".
Había sido lo que Eça de Queiroz habría llamado un "bellaco con ortografía, sin escrúpulos, que redactaba con lenguaje sonoro los insultos, las calumnias", y había hecho buenas las frases que dicen "¡Si hay escándalo, se cuenta! ¡Si no lo hay, se inventa!". Fiel a sus principios actuales, claro.
Se acercó cojeando a su despacho, dejó su portafolios sobre el escritorio, y se acercó a la ventana. Desde ella, vio a alguien que conocía. Pero no recordaba de qué.
Durante todo el resto de la tarde estuvo haciendo memoria, pero no pudo acordarse de qué conocía a ese hombre. Cenó con la cabeza ocupada en recordar, pero sin éxito. Se acostó, y, con su conciencia tranquila, durmió profundamente.
Eran las tres y cuarto de la mañana cuando volvió a despertarse. Entre sueños, había recordado a ese hombre.
Se levantó de la cama y, todo lo rápido que su cojera le permitía, fue hacia su despacho. Cogió un viejo álbum de fotos de un estante y rebuscó entre las fotografías ajadas por el tiempo.
Ahí estaba. Incluso podía recordar su nombre. Ese hombre había sido su amigo en otro tiempo. En otra vida. Cuando sus principios eran diferentes.
En la fotografía se veía el emblema de un partido político al que ahora insultaba, y recordó que antes él creía en ese partido. Ahora, sólo creía en los que le pagaban.
"¿Para qué quiero principios, si tengo dinero?", se dijo.
Pero antes de acostarse fue al cuarto de baño y, al verse reflejado en el espejo, no pudo evitar preguntarse "¿Quién soy?".
3 comentarios:
Hola Pablo, bonito relato, si es de ficción. Ahora supongamos que no lo es, y te estás refiriendo a una persona a quienes unos terroristas le pegaron un tiro en la rodilla por defender una opción lingüística y educativa; concretamente a una persona que militó en un partido de izquierdas durante una dictadura de derechas, pero qeu abandonó dicho partido tras un viaje a la dictadura china (muchos otros comunistas habían roto sus carnets tras la Primavera de Praga). En ese caso, también podrías acordarte de lodos los falangistas y opusinos que entraron en el PSOE a finales de los 70, con una ficha policial inmaculada; y de todos los gerifaltes socialistas hijos o yernos de gerifaltes del régimen franquista (Bono, Bermejo, de la Vega); y de quiénes han estado asesinando inocentes durante los últimos 30 años: ETA; y de quiénes han robado a mansalva a una dimensión desconocida en Europa: el PSOE; y de quiénes tienen la mentira por bandera: PRISA y el PSOE de Zapatero.
Estamos en una jornada de reflexión, aunque no votamos en estas elecciones autonómicas, pero te aconsejo que le eches un vistazo a los titulares provocados por Quintana, y que te quedes a la espera de cuál va a ser la actitud del PSE tras los comicios vascos. En 1986, los socialistas ganaron las eleciones vascas y le regalaron en gobierno al PNV para asegurar los presupuestos.
Querido Pablo, te quiero mucho, y va a hacer 10 años desde que nos conocemos, pero el PSOE actual es un error histórico, y la derecha española actual, con sus errores y contradicciones como todo el mundo, es la única opción que nos sacará de verdad de la crisis, como ya nos sacaron en los 90 (¿o no?), y es una opción muchísimo más respetada y respetable internacionalmente que este gobierno. Puedes decir lo que quieras, reirte o insultar, pero la izquierda ya está empezando a distanciarse de ZP. Por supuesto que el PP tiene problemas internos, como todo partido político que lleva 5 años en la oposición y en el que hay distintos líderes y tendencias, pero cuando gobiernen lo harán bien, y no estarán tan a la deriva como este gabinete fantasma.
Porque, a todo esto, ¿hablabas de Federico, no? ¿Fuiste a verle el otro día a Oviedo?
Un abrazo. Pedro.
Nunca pensé que pudieras dar tantas vueltas a un relato de ficción...
Aunque, imaginemos por un momento que no fuera ficción. ¿Me estaría refiriendo a alguien en concreto? No doy datos, nombres ni filiaciones que permitan identificar al protagonista. Podría ser un chaquetero cualquiera, que hay muchos en este país. De cualquier bando.
Sobre Jiménez Losantos, vamos a ver. En primer lugar, me parece muy bien que abandonara su militancia de izquierdas después de viajar a China. Sin embargo, algo que me pregunto: ¿Es que hacía falta ir hasta China para plantearse cosas sobre la izquierda? ¿Es que no sabía que el comunismo tiene una vertiente totalitaria? ¿Es que nunca había oído hablar de Stalin?
Y sobre la posibilidad de que el protagonista de mi historia fuera él, no sé si te diste cuenta del detalle de que mi personaje al final se plantea si hace lo correcto cuando duda de sí mismo y se pregunta quién es, cosa que dudo que haga el colega Federico.
Un abrazo.
me ha gustado mucho este relato, de ficción -quiero pensar-. Está claro, como dices, que habría muchas personas a las que podríamos identificar como tal pero pienso que es mejor no hacerlo. A propósito del contenido del post, me vino a la cabeza un sketch del Saturday night live de hace unos quince días en el que anunciaban un medicamento "izquierdina" que permitiría a muchos que antaño lo fueron sentirse de nuevo reconfortados en la actual izquierda española. muy recomendable y congratulations por el post!
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