Como bien sabéis, recientemente hubo un enconado debate en Italia sobre la pertinencia de que la mujer Eluana Englaro fuera desconectada de la máquina que la mantenía con vida, ya que estaba en coma, debate que es sorprendente sobre todo si tenemos en cuenta que Eluana había dejado dicho que no quería vivir así, que los médicos decían que su estado era irreversible, y que había ya una sentencia amparando la decisión de desconectarla.
Esto podría llevarnos a hablar de las tonterías que puede llegar a hacer Berlusconni con tal de salir en la foto (llegó a decir que Eluana aún "podría ser madre", justificando implícitamente una hipotética violación de la mujer) o a comentar el poder que la jerarquía eclesiástica tiene todavía en ciertos países. En definitiva, nos podría llevar a hablar de la instrumentalización del sufrimiento ajeno. Pero prefiero referirme al debeta más polémico, el de la eutanasia.
En primer lugar, para evitar malos entendidos y suspicacias, me gustaría comentar el hecho de que la existencia de un derecho no supone la obligación de hacer uso de él. Es decir, que igual que la existencia del derecho a casarse con personas del mismo sexo no me obliga a casarme con otro tío, la existencia de la eutanasia no supondría la obligación de ser ayudado a morir llegado un cierto momento de la vida. Hecha esta aclaración, empiezo con mi argumento.
Lo que yo opino es que hay momentos en los cuales una persona debería poder decidir si quiere o no seguir sufriendo y seguir haciendo sufrir a sus seres queridos. Ver a una persona antaño fuerte consumirse no es agradable, y ser consciente del sufrimiento que causamos a los que nos ven consumirnos, tampoco.
Por eso, me gustaría ver que se legisla y se regula la eutanasia, tanto activa como pasiva, en ciertos supuestos. Porque si tenemos derecho a la vida, también deberíamos tenerlo a una muerte digna, y no a morir sufriendo como animales.
Y desde aquí hago mi testamento vital: Si llegado el momento me encuentro en coma irreversible, o incapacitado para nada más que para hacer sufrir a mis personas cercanas, quede claro que no quiero vivir atado a una máquina sin esperanza de mejora, ni quiero que mi existencia (que no mi vida) suponga un lastre para los demás.
He dicho.
Esto podría llevarnos a hablar de las tonterías que puede llegar a hacer Berlusconni con tal de salir en la foto (llegó a decir que Eluana aún "podría ser madre", justificando implícitamente una hipotética violación de la mujer) o a comentar el poder que la jerarquía eclesiástica tiene todavía en ciertos países. En definitiva, nos podría llevar a hablar de la instrumentalización del sufrimiento ajeno. Pero prefiero referirme al debeta más polémico, el de la eutanasia.
En primer lugar, para evitar malos entendidos y suspicacias, me gustaría comentar el hecho de que la existencia de un derecho no supone la obligación de hacer uso de él. Es decir, que igual que la existencia del derecho a casarse con personas del mismo sexo no me obliga a casarme con otro tío, la existencia de la eutanasia no supondría la obligación de ser ayudado a morir llegado un cierto momento de la vida. Hecha esta aclaración, empiezo con mi argumento.
Lo que yo opino es que hay momentos en los cuales una persona debería poder decidir si quiere o no seguir sufriendo y seguir haciendo sufrir a sus seres queridos. Ver a una persona antaño fuerte consumirse no es agradable, y ser consciente del sufrimiento que causamos a los que nos ven consumirnos, tampoco.
Por eso, me gustaría ver que se legisla y se regula la eutanasia, tanto activa como pasiva, en ciertos supuestos. Porque si tenemos derecho a la vida, también deberíamos tenerlo a una muerte digna, y no a morir sufriendo como animales.
Y desde aquí hago mi testamento vital: Si llegado el momento me encuentro en coma irreversible, o incapacitado para nada más que para hacer sufrir a mis personas cercanas, quede claro que no quiero vivir atado a una máquina sin esperanza de mejora, ni quiero que mi existencia (que no mi vida) suponga un lastre para los demás.
He dicho.
4 comentarios:
Hola, Pablo, es un texto hermoso y cabal. Muchos pensamos eso, aunque jamás querríamos vernos ante la situación de tener que causar la muerte a un familiar, aunque sea para dejar de hacerle sufrir. Es una situación dramática en la que no hay una solución fácil, ni mucho menos feliz para nadie.
Ahora bien, aunque no formemos parte de ellos, creo que es necesario que haya grupos de opinión cuyo lema sea la VIDA. Suponen un freno saludable y ético ante la posibilidad de usar aborto y eutanasia de una manera masiva, despiadada, irresponsable y criminal. No se trata de entrar en casos concretos, ni debates coyunturales, ni mucho menos partidistas, pero si avanzamos hacia una sociedad en la que las familias practiquen, sin el menor problema de conciencia, el aborto y la eutanasia, avanzaremos hacia una sociedad deshumanizada donde el resto de los valores desaparecerán por igual.
Lo que nos separa de los animales es la ciencia y un mayor grado de inteligencia, pero lo que nos diferencia de los monstruos son los sentimientos, como el amor, la piedad, la caridad y el espíritu de sacrificio.
Un abrazo, Pablo. Sé feliz y sigue, como acostumbras, haciendo feliz a quienes te rodean.
Pedro.
Querido Pedro:
¡Qué cosas me dices...!
Pero... ¿no te quedaría muy ñoño ese final, jeje?
Y otra cosa: ¿qué pensará tu chica de que me andes diciendo esas cosas?
Un abrazo.
Vaya por Dios, para un texto en el que no andamos a garrotazos, encima te quejas.
Además, mi churri entiende perfectamente nuestra relación.
Un abrazo.
Pedro.
Este Berlusconi es un hijo de la gran puta, que huevazos tiene! No puedo con el
Todo lo demás, totalmente de acuerdo contigo
Besos
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