miércoles, junio 22, 2022

Mercaderes del espacio

 

Creo que este va a ser el año que más he leído en mi vida. De momento, cuando está a punto de terminar el sexto mes del año, ya llevo leídos veinticinco libros, en castellano, inglés y asturiano, de manera que, si sigo a este ritmo, es fácil que llegue a los cincuenta o sesenta libros al final del año. 

Uno de los últimos que me leí es todo un clásico de la ciencia ficción: Mercaderes del espacio, de Frederik Pohol (1919-2013) y Cyril M. Kornbluth (1923-1958), que llegó a mis manos gracias a una interesante iniciativa en el instituto que consistió en celebrar el Día del Libro con un amigo invisible, y ese libro fue mi regalo.

En esta obra, publicada originalmente en 1953, se nos presenta un no muy lejano futuro distópico en el que todo el poder está en manos de las empresas y, dentro de ellas, de los encargados de crear la publicidad. Todo esto supone que los ciudadanos han sido sustituidos por los meros consumidores.

En ese contexto, se ve cómo los países subdesarrollados se limitan a proporcionar mano de obra barata, así como materias primas, para que los países desarrollados puedan continuar con su crecimiento económico.

El protagonista de esta obra es Mitchell Courtenay, un exitoso publicista de la agencia Fowler Schocken, al que eligen para elaborar la campaña de publicidad de un nuevo proyecto, el Proyecto Venus. Sin embargo, una serie de maniobras de un competidor hacen que se vea relegado a las clases más bajas de la sociedad, lo que le obliga a volver a ascender para recuperar su posición y, de paso, vengarse de quien le hizo eso. En su nuevo ascenso entra en contacto con los consistas, los rebeldes anticonsumistas a los que se acusa de terrorismo y sabotaje.

Esta obra es una ácida sátira del capitalismo que, como pasa tantas veces en la ficción distópica, casi podemos considerar que fue premonitoria de la manera en la que se está desarrollando la realidad.

En definitiva, una novela muy interesante y cargada de crítica que puede ser una lectura muy recomendable para las tardes de verano en la playa o para cualquier día que estemos tirados en el sofá.

Para divertirse y reflexionar.

No hay comentarios: