Hola a todo el
mundo:
Como bien sabéis,
estamos en plena campaña electoral, y por eso la noche del pasado
lunes tuvimos un debate que nos quisieron vender como decisivo, pero
que, desde mi punto de vista, no lo fue tanto, no solo por las
importantes ausencias, como por el hecho de que los candidatos (y
quien no lo era), hablaban sobre todo para los que ya están
convencidos de votarles.
Sin embargo, es
agradable ver que los políticos se acuerdan de dar ideas y de
proponer medidas, porque hasta este momento estaba dando la sensación
de que se les había olvidado hacerlo. Sí, porque parecían más
preocupados por aparecer como cercanos, enrollados y campechanos,
para buscar no el voto racional y consciente de ciudadanos que
valorasen las propuestas, sino el voto de quien busca votar solo al
más guapo o al más majo. Y así vimos a nuestros políticos
cocinando con Bertín Osborne, cantando y bailando con Pablo Motos,
comentando el fútbol en la radio, o “jugándose la vida” con Jesús Calleja.
La verdad, a veces
creo que la política es cada vez más un espectáculo cercano a un
concurso de talentos más que la acción de intentar conseguir que
los ciudadanos voten a personas que van a tener que tomar decisiones
de calado de manera consciente. Y precisamente por eso, los mensajes
electorales parecen pasar a segundo plano, dejando el primero para
los chascarrillos y la cercanía, buscando convencer no con
argumentos, sino con esa misma cercanía.
Qué pena, ¿verdad?
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