¿Alguna vez habéis
sentido la oscuridad interior de una persona con solo hablar con
ella? Esta es la pregunta que se hizo Rafa la mañana en que se le
acercó en la parada del autobús un hombre que le preguntó qué bus
debía coger para llegar al centro.
Era un hombre bien
vestido, claramente estaba recién duchado, y hablaba con mucha
educación. Sin embargo, algo en él hacía que Rafa se estremeciera
y se pusiera a la defensiva. Era algo extraño y no sabía
explicarlo, pero tanto era así que en cuanto respondió a su
pregunta, Rafa se apresuró a consultar las redes sociales en su
teléfono móvil, como queriendo indicar que no quería continuar con
una conversación que le incomodaba profundamente.
Mientras descubría
que ese día no había ningún trending topic en Twitter que pudiera
servirle en su actividad, Rafa observó a una pareja que llegaba a la
parada del autobús con una niña pequeña. Dos collarines rodeaban
los cuellos de los padres y la niña se colgaba, juguetona, de los
brazos de sus padres. El hombre los miró a los tres.
- ¿Habéis tenido
un accidente? – preguntó.
Incómoda por la
familiaridad del hombre, la mujer le respondió tímidamente que sí,
mientras su marido miraba extrañado y la niña seguía intentando
llamar la atención de sus padres.
- Yo tuve uno una
vez – continuó el hombre.
Y a partir de ese
momento, la oscuridad pareció cernirse sobre todas las personas que
estaban en la parada de autobús, cuando el hombre explicó con
detalle el punto de inflexión que había supuesto ese accidente,
cuando el exceso de velocidad había sido la causa del accidente en
el que había fallecido su familia.
Rafael, que, con la
vista fija en la pantalla de su smartphone, no había dejado de
escuchar ni una palabra, no pudo evitar preguntarse:
¿Se puede sentir la
oscuridad de una persona con solo escuchar su voz?
No hay comentarios:
Publicar un comentario