Hola a todo el
mundo:
Supongo que ya
habréis escuchado eso de que se ha cambiado el nombre del
Aeropuerto de Barajas por el de Adolfo Suárez, como homenaje al
primer presidente de la democracia. Y también que le va a tocar al
Estado (o sea, a nosotros), pagar para que se rescate a las
autopistas de peaje. Y no sé a vosotros, pero a mí me parece mal.
Sobre lo del nombre
al aeropuerto, por dos motivos. Uno, porque es una medida que no es
más que un mero golpe de efecto. Ahora que se ha muerto, a todo el
mundo le cae bien Adolfo Suárez, incluso a aquellos que lo
insultaban. Pero, la verdad, ponerle su nombre a un aeropuerto no es
la mejor forma de homenajearlo, porque supondría un gastar un dinero
que sería mucho mejor dedicar a otras cosas. Por ejemplo, a la
investigación contra el Alzheimer, que sí sería un buen homenaje.
Luego está lo del
rescate de las autopistas de peaje, que, como siempre, supone que
papá Estado (o sea, nosotros) tenga que hacerse cargo de los
negocios ruinosos de las grandes empresas.
Y todos estos
grandes gastos inútiles nos los comunican la misma semana en la que
hemos sabido que España es, según un informe de Cáritas, el segundo país de la Unión Europea en pobreza infantil, sólo superado por Rumanía.
¿Es para cabrearse
o no?
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