Muy
buenas a todo el mundo:
Como
bien sabéis, hoy se juega la final de la Copa del Rey en Madrid,
entre el Athletic de Bilbao y el Fútbol Club Barcelona. Pero lo que
tendría que ser un partido emocionante que sirviera para celebrar la
afición al fútbol, se ha visto eclipsado por las declaraciones de
cierta dirigente política que dijo que, si se pita mientras suena el
himno nacional, pues que se suspenda el partido. A sabiendas, por
supuesto, de que sus palabras sólo iban a servir para caldear el
ambiente y hacer que muchas personas que no iban a pitar, ahora vayan
a hacerlo sólo por fastidiar.
Y
encima, para liar más la madeja, amparándose en la posibilidad de
que hoy se pite al himno, se ha convocado una manifestación ultraderechista también en Madrid. Lo cual no deja de ser curioso si
recordamos que en Semana Santa no se permitió celebrar una
manifestación atea.
Pero
en realidad toda esta polémica (esta falsa polémica, digo yo) tiene
un motivo muy claro: desviar la atención. Sí, porque mientras nos
enzarzamos en discusiones sobre algo tan anecdótico como los
silbidos, no hablamos de los temas que son verdaderamente
importantes, como los recortes salvajes a los que nos somete nuestro
des-Gobierno, los datos del déficit de las Comunidades (sobre todo de las gobernandas por el PP), las variadas corrupciones que vemos a diario, esa amnistía fiscal a la que se están acogiendo tan
alegremente directivos de bancos y presidentes de equipos de fútbol,
o ese pozo sin fondo que es Bankia.
Y así,
mientras políticos irresponsables y banqueros ladrones hipotecan el
futuro de nuestro país, nosotros discutiremos sobre si está bien o
no pitar mientras suena el himno.
Y esta
noche, que gane el mejor.
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