Hola a todo el mundo:
Creo que ya hace casi dos semanas que no escribo nada. Y esta vez no fue sólo por falta de tiempo, que también, sino que en este caso se juntó también una preocupante falta de ideas. La verdad, por más que pensaba, no se me ocurría nada. Mejor dicho, sí se me ocurrió algo, una idea de esta misma mañana, pero que, por intemporal, voy a guardar para la próxima entrada.
En esta lo que voy a hacer es obligarme a mí mismo a escribir sobre el tema más importante que yo veo en la actualidad: el del asesino de Toulouse.
Como todos sabemos, se trata de un chaval de 23 años que, creyéndose demasiado las teorías de la rama más fanática del Islam, mató primero a tres militares de origen magrebí, y después a cuatro personas (tres de ellas niños) a la puerta de un colegio judío. Se entiende que este tipo, vinculado a al-Qaeda, querría matar a estas cuatro personas por ser judías, y a los tres militares por estar en el ejército francés (desde su punto de vista, un ejército "enemigo") pese a ser musulmanes.
Y ahora deberíamos hablar de si no hubiera sido mejor intentar pillarlo después de matar a los militares, para evitar que siguiera matando. O de si podríamos ponernos conspiranoicos y decir que a Sarkozy le vino bien esto para remontar en las encuestas electorales, que las tenía en contra. Pero mejor no hablamos de eso.
Y ahora deberíamos hablar de si no hubiera sido mejor intentar pillarlo después de matar a los militares, para evitar que siguiera matando. O de si podríamos ponernos conspiranoicos y decir que a Sarkozy le vino bien esto para remontar en las encuestas electorales, que las tenía en contra. Pero mejor no hablamos de eso.
En este caso, mejor es que volvamos a lo que ya habíamos comentado antes: que a esas personas las mató otra persona, no sólo sus ideas. Si no lo hubieran inculcado el fanatismo a lo mejor no habría matado a estas perseonas en concreto, pero puede que sí hubiera acabado matando a otras. Porque como ya dije, determinadas ideas pueden ser muy peligrosas en determinadas cabezas si éstas no están bien amuebladas.
Este tío no mató porque fuera musulmán, sino porque quiso hacerlo, y eligió a sus víctimas porque unas teorías fanáticas le hicieron creer que era su deber matarlas. Que se lo merecían.
Y esa manera de actuar se vio ya muchas veces a lo largo de la Historia.
Venga, ahora los que estamos en Asturias o Andalucía, a reflexionar, que mañana toca votar.
Y que nadie se olvide de que esta noche cambia la hora. Si es que nos roban hasta el tiempo, la leche...
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