Muy buenas a todos:
Supongo que, a estas alturas de la película, nadie esperaría que yo dejara pasar la oportunidad de comentar el resultado las elecciones del domingo pasado. Pues ahí vamos:
Evidentemente, era de esperar que la izquierda perdiera poder. De hecho, espero que alguien recuerde que ya hace dos años, cuando las últimas elecciones al Parlamento Europeo, yo vaticiné la pérdida de votos de la izquierda, vaticinio que se cumplió. Y es que, entre una abstención que tradicionalmente afecta a los partidos de izquierda (recordemos que la fidelidad de voto en el PP ronda el 80%, supongo que porque no tienen suficiente sentido crítico como para dejar de votar a un partido en cuyas listas se presentan personas acusadas de corrupción), y el voto de castigo debido a cómo estaba yendo la gestión de la crisis (antes de que alguien pregunte: iba mal), la cosa pintaba mal.
Y pintaba mal no por algo externo, sino que el problema estaba dentro de la propia izquierda. Estas elecciones se plantearon en clave nacional, y como tales salieron: con un voto de castigo al partido que gobierna el país por no estar acertando del todo con su gestión de la crisis. Y llega así el momento de la autocrítica, de plantear qué se debería hacer, cómo se debería plantear un nuevo proyecto y quién debería liderar ese nuevo proyecto. Mirando a lo que se puede mejorar dentro y no a cómo echar las culpas fuera, no como otros, que cuando pierden siempre es porque alguien muy malo anduvo conspirando.
Pero podríamos plantearnos otras reflexiones sobre la política actual.
En primer lugar, si, con 33% de abstención algún partido político está legitimado para hablar de éxito. Sí, porque ese porcentaje de abstención significa que ningún partido pudo no ya ilusionar, sino tan sólo convencer a uno de cada tres españoles. Y eso es un problema. Ayer enlacé en mi Facebook una cita de Bertolt Brecht que colgó el humorista Berto Romero en su blog y que habla del analfabetismo político. Pero yo creo que ese porcentaje de abstención no se relaciona sólo con el analfabetismo político, sino con la incapacidad de los partidos políticos actuales de conseguir que la gente crea en ellos. Y eso es porque cada vez hacen menos propuestas realistas y que los ciudadanos puedan interpretar como necesarias. Eso es lo que los diferencia del Movimiento 15-M, que plantea propuestas que sí son necesarias (y que, supongo que por eso precisamente, esta mañana sus representantes han sido violentamente desalojados de la Plaza de Cataluña, en Barcelona). Eso sí, este Movimiento tampoco consiguió evitar la abstención.
En segundo lugar, y mirando un poco lo que pasó más cerca de donde estoy, vamos a ver lo que nos pasó en Asturias. Aquí vamos a tener de Presidente a Francisco Álvarez Cascos, líder del recién fundado Foro Asturias Cascos (FAC, sí, FAC, y ya me han acabado los chistes fáciles). Sinceramente, yo no voté al PSOE en estas elecciones y casi, en lo más profundo de mi ser, deseaba que perdieran el Gobierno regional porque no estaba de acuerdo con algunas de las cosas que estaban haciendo. Pero, si tengo que decir la verdad, nunca hubiera esperado que fuera el partido de Cascos el que ganara. Y mucho menos que ése sea también el partido que, casi con seguridad, va a dirigir el Ayuntamiento de Gijón.
Que sí. Que ya sé que la alternancia es buena y democrática, y que en el caso de Gijón llevaba gobernando el mismo partido desde hace más de treinta años (es decir, yo nunca viví en esta ciudad con un Alcalde que no fuera socialista). Pero a veces cuesta hacerse a la idea.
A ver cómo sale la cosa. Seguiremos informando.
Supongo que, a estas alturas de la película, nadie esperaría que yo dejara pasar la oportunidad de comentar el resultado las elecciones del domingo pasado. Pues ahí vamos:
Evidentemente, era de esperar que la izquierda perdiera poder. De hecho, espero que alguien recuerde que ya hace dos años, cuando las últimas elecciones al Parlamento Europeo, yo vaticiné la pérdida de votos de la izquierda, vaticinio que se cumplió. Y es que, entre una abstención que tradicionalmente afecta a los partidos de izquierda (recordemos que la fidelidad de voto en el PP ronda el 80%, supongo que porque no tienen suficiente sentido crítico como para dejar de votar a un partido en cuyas listas se presentan personas acusadas de corrupción), y el voto de castigo debido a cómo estaba yendo la gestión de la crisis (antes de que alguien pregunte: iba mal), la cosa pintaba mal.
Y pintaba mal no por algo externo, sino que el problema estaba dentro de la propia izquierda. Estas elecciones se plantearon en clave nacional, y como tales salieron: con un voto de castigo al partido que gobierna el país por no estar acertando del todo con su gestión de la crisis. Y llega así el momento de la autocrítica, de plantear qué se debería hacer, cómo se debería plantear un nuevo proyecto y quién debería liderar ese nuevo proyecto. Mirando a lo que se puede mejorar dentro y no a cómo echar las culpas fuera, no como otros, que cuando pierden siempre es porque alguien muy malo anduvo conspirando.
Pero podríamos plantearnos otras reflexiones sobre la política actual.
En primer lugar, si, con 33% de abstención algún partido político está legitimado para hablar de éxito. Sí, porque ese porcentaje de abstención significa que ningún partido pudo no ya ilusionar, sino tan sólo convencer a uno de cada tres españoles. Y eso es un problema. Ayer enlacé en mi Facebook una cita de Bertolt Brecht que colgó el humorista Berto Romero en su blog y que habla del analfabetismo político. Pero yo creo que ese porcentaje de abstención no se relaciona sólo con el analfabetismo político, sino con la incapacidad de los partidos políticos actuales de conseguir que la gente crea en ellos. Y eso es porque cada vez hacen menos propuestas realistas y que los ciudadanos puedan interpretar como necesarias. Eso es lo que los diferencia del Movimiento 15-M, que plantea propuestas que sí son necesarias (y que, supongo que por eso precisamente, esta mañana sus representantes han sido violentamente desalojados de la Plaza de Cataluña, en Barcelona). Eso sí, este Movimiento tampoco consiguió evitar la abstención.
En segundo lugar, y mirando un poco lo que pasó más cerca de donde estoy, vamos a ver lo que nos pasó en Asturias. Aquí vamos a tener de Presidente a Francisco Álvarez Cascos, líder del recién fundado Foro Asturias Cascos (FAC, sí, FAC, y ya me han acabado los chistes fáciles). Sinceramente, yo no voté al PSOE en estas elecciones y casi, en lo más profundo de mi ser, deseaba que perdieran el Gobierno regional porque no estaba de acuerdo con algunas de las cosas que estaban haciendo. Pero, si tengo que decir la verdad, nunca hubiera esperado que fuera el partido de Cascos el que ganara. Y mucho menos que ése sea también el partido que, casi con seguridad, va a dirigir el Ayuntamiento de Gijón.
Que sí. Que ya sé que la alternancia es buena y democrática, y que en el caso de Gijón llevaba gobernando el mismo partido desde hace más de treinta años (es decir, yo nunca viví en esta ciudad con un Alcalde que no fuera socialista). Pero a veces cuesta hacerse a la idea.
A ver cómo sale la cosa. Seguiremos informando.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en eso de las pérdidas de voto de la izquierda, no vamos a negar la realidad, pero espero que el golpe sirva para que hagan autocrítica... no sé cómo lo harán Pablo, pero sinceramente creo que era bueno que cambiasen a pesar de todo. Y ahora dirás: "vas con retraso en los comentarios" pues sí, porque me va fatal mi viejo ordenador y aún tengo en la lista de gastos el arrreglo portátil. Es lo que tiene la pobreza...ains. Para que te hagas una idea lo desesperante que es esto, no veo lo que escribo porque se cuelga...lo sé mola. :(. Un saludo, y no decaigas en escribir que aunque no puedo escribir mucho porque sale un lío de teclas, yo te sigo leyendo. Besos.
Hola, camarada, gracias por pasarte por aquí.
Yo también espero que el descalabro electoral lleve a la autocrítica, pero como ya dejé escribo una vez, aunque hablando de un tema totalmente distinto, la autocrítica es muy difícil cuando se cree que los que se equivocan son los demás. Así que no sé qué puede pasar a partir de ahora.
Lo del retraso con los comentarios no importa, que siempre mola ver que los textos más antiguos siguen teniendo tirón, jejeje.
Un beso enorme, a ver si nos organizamos para tomar una cerveza.
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