Muy buenas, colegas.
Os propongo un ejercicio de imaginación.
Imaginemos que llega el momento de votar los presupuestos del Estado y el PSOE, partido en el Gobierno, no tiene apoyos suficientes para sacarlos adelante. Podría ser, ¿no? Si eso pasara, habría que convocar elecciones anticipadas, con lo que, pasara lo que pasase, se produciría un retraso de al menos seis meses en toda la maquinaria estatal. En función de lo que pudiera pasar en ese caso, se nos abren dos posibilidades:
a) El PSOE vuelve a ganar, por la mínima, la oposición no logra llevar a cabo un pacto para desbancarlo, y Zapatero sigue siendo el Presidente. La situación sería la misma que decíamos hace un momento, pero varios meses más tarde.
b) Gana el PP, por la mínima, no hay forma de evitarlo y de pronto Rajoy se encuentra con un cargo político que, claramente, le queda grande. ¿Podría solucionarse el problema de los presupuestos?
Yo creo que no, porque después de cinco (para entonces, seis) años de hacer una oposición salvaje, ultramontana, destructiva y carente de alternativas, el PP se encontraría sin apoyos, porque a estas alturas de la película, ha cabreado a mucha gente.
Entonces, los presupuestos, otra vez, no podrían aprobarse. ¿Y qué pasaría entonces?
Pues que entraríamos en una crisis institucional y entonces sí que estaríamos en un problema gordo.
¿Y no habría alguna forma de evitar ese panorama tan poco prometedor?, puede que pregunte alguien.
Pues sí que la habría, si los políticos de este país se dedicieran a hacer un gran pacto de Estado, orientado a tirar todos en la misma dirección y a no ponerse la zancadilla unos a otros. Pero eso sólo podrá hacerse cuando se den cuenta de que es más importante el bienestar de los ciudadanos que los intereses de partido.
Y dudo que se vayan a dar cuenta pronto, porque de momento unos están más preocupados en agarrarse al sillón, y los otros sólo esperan que todo estalle definitivamente para coger ellos el chollo y aparecer como los salvadores de la Patria (es lo que decía hace algunas semanas Iñaki Gabilondo, que en este país nunca se desbancó a un partido en el Gobierno con mejores ideas, sino con un Gobierno débil que ya no puede sostenerse).
Pero todo esto, claro, es pura especulación.
Un saludo.
Os propongo un ejercicio de imaginación.
Imaginemos que llega el momento de votar los presupuestos del Estado y el PSOE, partido en el Gobierno, no tiene apoyos suficientes para sacarlos adelante. Podría ser, ¿no? Si eso pasara, habría que convocar elecciones anticipadas, con lo que, pasara lo que pasase, se produciría un retraso de al menos seis meses en toda la maquinaria estatal. En función de lo que pudiera pasar en ese caso, se nos abren dos posibilidades:
a) El PSOE vuelve a ganar, por la mínima, la oposición no logra llevar a cabo un pacto para desbancarlo, y Zapatero sigue siendo el Presidente. La situación sería la misma que decíamos hace un momento, pero varios meses más tarde.
b) Gana el PP, por la mínima, no hay forma de evitarlo y de pronto Rajoy se encuentra con un cargo político que, claramente, le queda grande. ¿Podría solucionarse el problema de los presupuestos?
Yo creo que no, porque después de cinco (para entonces, seis) años de hacer una oposición salvaje, ultramontana, destructiva y carente de alternativas, el PP se encontraría sin apoyos, porque a estas alturas de la película, ha cabreado a mucha gente.
Entonces, los presupuestos, otra vez, no podrían aprobarse. ¿Y qué pasaría entonces?
Pues que entraríamos en una crisis institucional y entonces sí que estaríamos en un problema gordo.
¿Y no habría alguna forma de evitar ese panorama tan poco prometedor?, puede que pregunte alguien.
Pues sí que la habría, si los políticos de este país se dedicieran a hacer un gran pacto de Estado, orientado a tirar todos en la misma dirección y a no ponerse la zancadilla unos a otros. Pero eso sólo podrá hacerse cuando se den cuenta de que es más importante el bienestar de los ciudadanos que los intereses de partido.
Y dudo que se vayan a dar cuenta pronto, porque de momento unos están más preocupados en agarrarse al sillón, y los otros sólo esperan que todo estalle definitivamente para coger ellos el chollo y aparecer como los salvadores de la Patria (es lo que decía hace algunas semanas Iñaki Gabilondo, que en este país nunca se desbancó a un partido en el Gobierno con mejores ideas, sino con un Gobierno débil que ya no puede sostenerse).
Pero todo esto, claro, es pura especulación.
Un saludo.
2 comentarios:
Pues si hablamos del PGE y de crisis institucional se me viene a la cabeza algo que deja, comparativamente hablando, no tan mal parados a los políticos a la par que ruboriza a la institución más antigua que nuestro Estado social y democrático de Derecho conoce: la Monarquía. Leer esta partida presupuestaria en tiempos de recesión económica animaría a no pocos a preguntarse por la lógica misma de la política presupuestaria con independencia del color del partido que gobierne. Al fin y al cabo, ésta les viene dada, mientras que los cives de a pie no tenemos problema en apretarnos el cinturón y ver cómo se recorta el gasto social porque, oye, la crisis es la crisis.
Yo si empiezo a pensar lo mucho que me cabrean los políticos, es que mira, como lo piense mucho, monto un grupo terrorista revolucionario y no es plan, así que mejor no lo pienso mucho....
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