Hoy no sabía sobre qué escribir. Estuve a punto de dedicarle mi tiempo a la trama de espionaje de Madrid y al lamentable espectáculo que dio Esperanza Aguirre en la "Comisión de Investigación". Pero lo mejor será que no lo haga. Todo eso sólo sirve para que me reafirme en mi teoría de que la política de nuestro país cada vez da cabida a más cantidad de personas sin educación.
Así que decidí escribir sobre el último libro cayó en mis manos y que acabo de terminar: El Diario de Ana Frank. Supongo que todos vosotros sabéis que se trata del diario que escribió una niña judía que se escondía de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, como supongo que también sabéis que es una lectura muy recomendable para chavales de pocos años. Así que tengo que entonar el mea culpa por no haberlo leído antes. Y no me habría interesado leerlo si no estuviera preparando materiales didácticos de cara a una hipotéticas clases y a las oposiciones. Pero al leerlo me encontré con un texto en el que, además de la realidad histórica (que era lo que yo buscaba), se ve la sensibilidad de una persona de excepcional talento.
Sí, porque esa niña, que escribió esas páginas entre los trece y los quince años, no sólo nos habla de su vida escondida, del transcurso de la guerra o de la situación de los judíos bajo el yugo nazi. Nos habla de sus ambiciones y de sus sentimientos con una manera de escribir que ya quisiera yo tener algún día. Si con esa edad escribía así, qué habría podido hacer si su vida no hubiera sido truncada por la barbarie (al final la pillaron y murió en Bergen-Belsen después de pasar por Auschwitz).
En su situación, todavía encuentra motivos para la risa, para la reflexión, para la esperanza y para el amor, y lo deja escrito con una madurez sorprendente. Consciente en todo momento de por qué las cosas son como son, y consciente de la responsabilidad que supone estar escribiendo esas páginas, Ana Frank escribe de manera visceral, dejando claro lo que opina en cada momento, dejando constancia incluso de la mala relación que tiene con algunos de sus compañeros de escondite.
Y nos deja clara otra cosa: Que pueden cambiar los medios de expresión, pero los sentimientos de las personas siguen siendo los mismos. Entonces ella tenía su cuaderno y tinta, ahora nosotros tenemos nuestros ordenadores y blogs en internet, pero los sentimientos son los mismos. Por eso su relato es tan actual, porque lo que le sucedió a ella puede sucederle a cualquiera en muchas otras situaciones.
Muy recomendable.
Algunos enlaces al respecto:
Sobre Ana Frank.
Sobre el Diario.
Página oficial de la Casa de Ana Frank.
El resto de la obra de Ana Frank (durante su cautiverio también escribió varios cuentos que están publicados).
El capítulo perdido del Diario.
Una curiosidad: Una canción de Gabinete Caligari sobre Ana Frank y su encierro.
Así que decidí escribir sobre el último libro cayó en mis manos y que acabo de terminar: El Diario de Ana Frank. Supongo que todos vosotros sabéis que se trata del diario que escribió una niña judía que se escondía de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, como supongo que también sabéis que es una lectura muy recomendable para chavales de pocos años. Así que tengo que entonar el mea culpa por no haberlo leído antes. Y no me habría interesado leerlo si no estuviera preparando materiales didácticos de cara a una hipotéticas clases y a las oposiciones. Pero al leerlo me encontré con un texto en el que, además de la realidad histórica (que era lo que yo buscaba), se ve la sensibilidad de una persona de excepcional talento.
Sí, porque esa niña, que escribió esas páginas entre los trece y los quince años, no sólo nos habla de su vida escondida, del transcurso de la guerra o de la situación de los judíos bajo el yugo nazi. Nos habla de sus ambiciones y de sus sentimientos con una manera de escribir que ya quisiera yo tener algún día. Si con esa edad escribía así, qué habría podido hacer si su vida no hubiera sido truncada por la barbarie (al final la pillaron y murió en Bergen-Belsen después de pasar por Auschwitz).
En su situación, todavía encuentra motivos para la risa, para la reflexión, para la esperanza y para el amor, y lo deja escrito con una madurez sorprendente. Consciente en todo momento de por qué las cosas son como son, y consciente de la responsabilidad que supone estar escribiendo esas páginas, Ana Frank escribe de manera visceral, dejando claro lo que opina en cada momento, dejando constancia incluso de la mala relación que tiene con algunos de sus compañeros de escondite.
Y nos deja clara otra cosa: Que pueden cambiar los medios de expresión, pero los sentimientos de las personas siguen siendo los mismos. Entonces ella tenía su cuaderno y tinta, ahora nosotros tenemos nuestros ordenadores y blogs en internet, pero los sentimientos son los mismos. Por eso su relato es tan actual, porque lo que le sucedió a ella puede sucederle a cualquiera en muchas otras situaciones.
Muy recomendable.
Algunos enlaces al respecto:
Sobre Ana Frank.
Sobre el Diario.
Página oficial de la Casa de Ana Frank.
El resto de la obra de Ana Frank (durante su cautiverio también escribió varios cuentos que están publicados).
El capítulo perdido del Diario.
Una curiosidad: Una canción de Gabinete Caligari sobre Ana Frank y su encierro.
1 comentario:
Que libro más mítico, todavía me acuerdo cuando lo leí, en su momento no creí que me fuese a gustar (mis lecturas a los 13 años sólo eran frikis) pero me equivoqué,uno de los mejores libros que leí.
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