Hace casi dos años, coincidiendo con el estreno de la peli 300, el compadre Pedro colgó un interesante texto sobre la película en su blog en el que yo comenté dando también mi opinión. Ahora me leí el cómic (entonces sólo lo había tenido un rato en mis manos, pero sin leerlo con atención), así que, aunque con un poco (bueno, con bastante) retraso, voy a comentároslo.
Ante todo, lo primero que hay que decir, es que el cómic casi parece el storyboard de la película, porque la peli les salió calcada al cómic. Eso significa que, desde el punto de vista estético, es chulo y está bien hecho.
Pero luego llegamos a la visión ideológica del asunto. Como ya se sabe, Esparta fue una fuente de inspiración para Hitler y sus chicos (sobre el particular, recomiendo la lectura de Ideologías de los Estudios Clásicos, de Luciano Canfora, editado en Akal en 1991), de modo que ya os podréis imaginar por dónde van los tiros. Evidentemente, no podemos interpretar que el cómic cuenta una historia que pueda tener cierto paralelismo con la última guerra de Irak porque es de 1998 y en ese momento no se podía saber que iba a haber la movida con la ONU que hubo después cuando Bush y sus acólitos quisieron destruir una de las cunas de la civilización porque querían petróleo barato (interpretación que en la película sí era posible porque fue en un momento más reciente).
Pero la interpretación de ver a los héroes espartanos como machotes que ven a los demócratas atenienses como afeminados y a los malvados persas como feos, libidinosos, decadentes y también afeminados sí que está. La imagen que se da de los espartanos nos los muestra como guerreros dispuestos a luchar por sus leyes. Pero ojo: por mucho que diga el colega Reverte, luchaban por las leyes de Esparta, no por la democracia del resto de los griegos, atenienses, por ejemplo. Por eso no considero que podamos aceptar a los espartanos como los que salvaron nuestros orígenes de la injerencia oriental. Acepto que pudieron demostrar a los demás griegos (los que sí podríamos ver como los creadores de la idea democrática) que los persas podían ser derrotados. Pero hombre, no digamos que los espartanos, que de demócratas tenían poco y que se dedicaban a despeñar a sus hijos cuando no les salían perfectos, que "Eran los nuestros", leñe. Y todo eso se ve muy bien en el cómic (y en la peli, vaya).
Nos vemos.
Ante todo, lo primero que hay que decir, es que el cómic casi parece el storyboard de la película, porque la peli les salió calcada al cómic. Eso significa que, desde el punto de vista estético, es chulo y está bien hecho.
Pero luego llegamos a la visión ideológica del asunto. Como ya se sabe, Esparta fue una fuente de inspiración para Hitler y sus chicos (sobre el particular, recomiendo la lectura de Ideologías de los Estudios Clásicos, de Luciano Canfora, editado en Akal en 1991), de modo que ya os podréis imaginar por dónde van los tiros. Evidentemente, no podemos interpretar que el cómic cuenta una historia que pueda tener cierto paralelismo con la última guerra de Irak porque es de 1998 y en ese momento no se podía saber que iba a haber la movida con la ONU que hubo después cuando Bush y sus acólitos quisieron destruir una de las cunas de la civilización porque querían petróleo barato (interpretación que en la película sí era posible porque fue en un momento más reciente).
Pero la interpretación de ver a los héroes espartanos como machotes que ven a los demócratas atenienses como afeminados y a los malvados persas como feos, libidinosos, decadentes y también afeminados sí que está. La imagen que se da de los espartanos nos los muestra como guerreros dispuestos a luchar por sus leyes. Pero ojo: por mucho que diga el colega Reverte, luchaban por las leyes de Esparta, no por la democracia del resto de los griegos, atenienses, por ejemplo. Por eso no considero que podamos aceptar a los espartanos como los que salvaron nuestros orígenes de la injerencia oriental. Acepto que pudieron demostrar a los demás griegos (los que sí podríamos ver como los creadores de la idea democrática) que los persas podían ser derrotados. Pero hombre, no digamos que los espartanos, que de demócratas tenían poco y que se dedicaban a despeñar a sus hijos cuando no les salían perfectos, que "Eran los nuestros", leñe. Y todo eso se ve muy bien en el cómic (y en la peli, vaya).
Nos vemos.
2 comentarios:
Hola, Pablo, gracias por la referencia a mi texto, al que poco más puedo añadir. Únicamente que sí, el cómic es anterior a la II Guerra de Irak, pero como digo en mi texto el militarismo cultural americano está ahí desde principios de los 80, los años de Reagan (Aquel querido tratado de Santa Fé I); y en todo caso fue durante la II Guerra de Irak (o III Guerra del Golfo) cuando decidió hacerse esa película, que llevó al cine a millones de personas, mientras que el cómic lo habrían leído en su momento los miles que leían comics.
En cuanto a Reverte, ciertamente se columpió, Esparta no defendía la democracia, pero sí defendía a Grecia, y sólo en una Grecia griega, y no persa, pudo haber surgido la democracia. En todo caso, da igual cuántos territorios cambiaran de manos antes de Cristo, el Mediterráneo que hoy conocemos fue reconfigurado completamente por Roma, por las expansiones árabes del s. VII y otomanas del XV-XVI, y fundamentalmente por el auge de la Europa cristiana en la Edad Moderna. Es más, la democracia que hoy conocemos debe más a los protestantes holandeses, ingleses y norteamericanos que a los votantes de Pericles, y mucho menos a la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana. También podemos liarnos la manta a la cabeza y decir que si los espartanos y griegos no hubieran detenido la expansión persa hacia el Oeste, no habría existido Roma, que en último caso es la madre de todo, pero buf, qué pereza pensar tanto.
Siempre es un placer leerte y hablar de Historia contigo.
Un abrazo.
Pedro.
Qué mitico 300, me alegro que no hayas hecho la comparación de la peli con la realidad, ya que se trata de la peli de un comic (a quien hay que criticar por su versión de los hechos) y no del hecho histórico en sí (visión comiquera muy discutible).
Yo lo tengo de la primera edición en castellano, muy grande.
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