jueves, enero 29, 2009

Educando ciudadanos

Después de que en mi texto anterior se batiera el récord de comentarios en este blog, y después de haber cumplido ayer los 28 años, hoy vuelvo a sentarme a escribir, mientras decido si Pedro y yo debemos fundar un partido político o directamente crear nuestra propia religión.
Afortunadamente, esta vez mi motivo para escribir no es quejarme de algo, sino alegrarme de que, por fin, se ha impuesto el sentido cumún. Resulta que el Tribunal Supremo considera que no se puede ejercer la objeción de conciencia sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Sé que ya hablé de ella hace varios meses, pero me parecía interesante comentarlo ahora.
Y creo que, a lo mejor, si los que se oponen a la asignatura supieran de qué va, no se opondrían tanto. Porque, por mucho que digan, no es inconstitucional estudiar la Constitución ni vulnera ningún derecho estudiar los Derechos Humanos. Esta asignatura simplemente sirve para que los estudiantes conozcan cosas que existen en nuestro mundo, sirve para que sepan que todos somos diferentes, pero que nadie es mejor ni peor. Comprender el mundo en el que viven para trabajar en su mejora, como dicen los Currículos escolares. Pero los que me dan pena de verdad son los chavales cuyos padres habían objetado y que ahora tendrán que ir a clase... Qué pena, ya no podrán hacer pellas con el beneplácito de sus padres.
Además, esta asignatura no vulnera el derecho de los padres a elegir la educación que ellos quieren para sus hijos (suponiendo, claro, que todavía queden padres dispuestos a educar a sus hijos, que lo que más abunda últimamente son padres que dejan el marrón de educar a la escuela). ¿Dice la asignatura que es malo ser católico? No. ¿Impide que sus padres les enseñen en casa los valores que consideren más oportunos? No. ¿Aprobar la asignatura significa que los conocimientos supuestamente adquiridos en ella se van a recordar toda la vida? Desgraciadamente, no (cuántas cosas aprendimos en nuestros años de estudio y hemos acabado olvidando...).
Pero ahora parémonos a pensar un momento. Si la objeción se permitiera, eso sentaría un peligroso precedente. No me cuesta imaginar a alguien diciendo "No quiero que mi hijo estudie el origen del Islam, vamos a objetar de Historia", o "Soy musulmán y me ofende que mis hijos estudien la Reconquista o las Cruzadas, vamos a objetar de Historia", o "No creo en la Teoría de la Evolución, vamos a objetar de las Ciencias Naturales", o algo tan estúpido como "A mi hijo no le gusta leer, vamos a objetar de la Literatura". Rediós, si casi me apetece a mí objetar de la Educación Física con efecto retroactivo.
¿Y sabéis qué es lo más patético? Que a pesar de la oposición del PP, cuando lleguen al Gobierno seguramente la mantendrán. ¿Sabéis por qué? Porque cuando el PP gobierne ya no será un partido comandado por Rajoy (que a día de hoy es un cadáver político que mira a su alrededor sorprendido sin saber muy bien qué pasa), sino que será un partido moderno, que ya no se dejará dirigir por Jiménez Losantos y Rouco Varela (que no por la Conferencia Episcopal, que, por cierto, no se opone a la Educación para la Ciudadanía), que dejará de centrarse en la rancia tradición nacional-católica para mirar al resto del mundo. Y verán que esta asignatura no es un invento de Zapatero, sino que se imparte en Europa y Estados Unidos sin que nadie se rasgue las vestiduras, a pesar de que en el Reino Unido también hay padres que se preocupan por sus hijos, y a pesar de que en Estados Unidos también hay católicos (alguno hay, creedme).
Un saludo.

domingo, enero 18, 2009

Se dice, se comenta...

Supongo que a estas alturas no será niguna novedad que diga que suelo leer El País a diario, por lo menos su edición digital. Y en su edición digital es donde está lo que me inspira para escribir hoy: los comentarios. Sí, porque en esa web, a diferencia de las otros diarios, como El Mundo, se pueden dejar comentarios a algunas noticias, y además, sin necesidad de registrarse para hacerlo. Y a veces es casi más interesante leer los comentarios que las propias noticias. La verdad, es un verdadero estudio sociológico.
En ocasiones se pueden leer cosas interesantes, pero muchas otras veces, se ve cómo hay gente que habla (mejor dicho, escribe), por no callar, sin argumentos, o con algunos muy simplistas, y mezclando las churras con las merinas de forma alucinante.
Por ejemplo, en una noticia sobre la crisis se pueden leer comentarios del tipo "eso pasa por votar a Zapatero", o "me alegro de que haya crisis, porque así los que votasteis a Zapatero perderéis el trabajo y veréis lo que pasa por no votar a Rajoy". Claro, si el presidente fuera Rajoy no habría crisis, España ganaría Eurovisión y los estudiantes españoles serían los primeros en el informe PISA. No te digo. Por cierto, comentarios como el segundo (que es real) me llevan a suponer que no hay crisis, o al menos que no es como nos la cuentan. Si fuera real, no habría gente tan imbécil como para decir esas cosas.
O se sigue comentando lo mismo, aunque la noticia tenga poco (o nada) que ver. Si se habla de la Ley de Memoria Histórica, siempre habrá alguien que mencione la masacre de Paracuellos, que puede ser lógico. Pero es que si se habla de la dictadura argentina, siempre hay alguien que habla de... la masacre de Paracuellos. Parece que en la Historia no hubo más casos de violencia que ése.
Otras veces, se comenta pero sin leer la noticia, o se responde a comentarios que no se han leído (o lo que es peor, que no se han entendido). En este caso, voy a hablar de un comentario que colgué yo. En una noticia sobre la oposición de la Conferencia Episcopal a algo (no me acuerdo qué), alguien comentó que los protestantes también eran muy malos, que habían quemado a Miguel Servet. Entonces, me salió el profesor que llevo dentro (y que, espero, pronto podrá salir cobrando por hacerlo) y dejé un comentario diciendo que sí, que efectivamente al colega Servet lo habían quemado protestantes, pero que los católicos también lo habían condenado, sólo que no lo quemaron porque escapó a tiempo. Pues alguien respondió a mi comentario con una frase que decía "¡Lo que tengo que leer! Miguel Servet quemado por católicos. ¡Cuánta ignorancia!" (la letra en cursiva la incluyo yo). Es decir, el pavo confundía la condena con la ejecución. O simplemente no se había molestado en intentar entender lo que yo decía, sino que sólo quería montar bulla. Supongo que eso es lo que pasa cuando se dejan escritas cosas que puede leer mucha gente, que no todo el mundo se molesta en entenderlas.
Otras veces, los comentarios son argumentos muy simplistas, como por ejemplo, suponer que la crítica a los ataques de Israel a la franja de Gaza equivale a apoyar el terrorismo de Hamás o, directamente, ser un antisemita.
Y para terminar, os voy a hablar de un comentario que vi, no en la web de El País, sino en la de El Jueves, pero es que me parece que no tiene desperdicio: En una "noticia" en la que se hablaba de los atentados de ETA (insultando a los etarras, por cierto), alguien comentó que era una vergüenza meterse con las víctimas del terrorismo.
Como mínimo, llamativo.
Ahora, os tenéis que lucir con los comentarios que me dejéis ahí abajo, jeje.

domingo, enero 11, 2009

Roma eterna

Muy buenas, amigos.
Durante el año pasado y el anterior, en Cuatro se emitió la serie más cara de la historia de la televisión, Roma (artículo en la Wikipedia y en la web de Cuatro). Se trata de una serie muy recomendable, con una muy buena ambientación y muy bien hecha, y cuenta el paso de la Roma republicana a la Roma imperial a través de la mirada de dos legionarios de César, Lucio Voreno y Tito Pullo. Pues resulta que el pasado verano me compré una edición de los Comentarios a la Guerra de las Galias, del colega Julio César (concretamente, la traducción que hizo José Joaquín Caerols para Alianza Editorial) y descubrí sorprendido que los dos legionarios existieron realmente y César los menciona (el dato de que existieron aparece en la Wikipedia, pero como no entré en ese artículo hasta ahora, entonces no lo sabía). Evidentemente, lo que les pasa a Lucio y Tito en la serie es totalmente ficticio, porque en la obra de César apenas aparecen, así que por eso, me tomo la libertad de reproducir aquí parte del capítulo de la Guerra de las Galias en el que aparecen (libro V, 44, o sea, las páginas 189 y 190 de la edición que cito), para que veáis lo que se cuenta de su realidad histórica. Mantengo la traducción del nombre de uno de ellos como "Tito Pulón" porque me parece más correcta:

Había en esta legión dos centuriones excepcionalmente valientes (...), Tito Pulón y Lucio Voreno. Constantemente discutían entre sí por ver cuál sería antepuesto al otro, y todos los años rivalizaban por los primeros puestos (...). Uno de ellos, Pulón, cuando más encarnizada era la lucha en la fortificación, dice: "¿Por qué vacilas, Voreno? ¿Qué ocasión aguardas para hacer gala de tu valor? Esta jornada decidirá nuestra disputa." Dicho esto, sale fuera de la fortificación y se lanza allí donde parece haber más enemigos. Tampoco Voreno se queda dentro de la fortificación, sino que, preocupado por lo que todos pudieran opinar, sigue sus pasos. A corta distancia, Pulón lanza su jabalina contra los enemigos y atraviesa a uno que venía corriendo de entre la multitud. Éste recibe el impacto y cae muerto. Lo protegen los enemigos con sus escudos y, todos a una, disparan contra aquél sus dardos, cortándole la retirada. Atraviesan el escudo de Pulón y un venablo se le clava en la bandolera. Este accidente hace que se le gire la vaina. Mientras intenta sacar la espada tiene ocupada la mano derecha: se encuentra atascado y los enemigos lo están rodeando. En este difícil trance, corre en su ayuda su rival Voreno. Al punto, todo el tropel se vuelve contra él y se desentiende de Pulón, creyendo que había sido atravesado por el venablo. Voreno combate con la espada, cuerpo a cuerpo: mata a uno de ellos y obliga a los otros a retirarse un tanto. Mientras los acomete, llevado de su fogosidad, cae en un hoyo y rueda por tierra. Cercado a su vez, es ayudado por Pulón. Ambos regresan a la fortificación sanos y salvos y cubiertos de gloria, después de haber causado un buen número de bajas. De esta manera, en la competición y en la lucha la Fortuna dispuso para ambos que cada rival ayudase y salvase al otro, y que no fuera posible decidir cuál de ellos se debía anteponer al otro en valor.

¿A que mola?

viernes, enero 02, 2009

Profetas en su tierra

Muy buenas, queridos lectores, y feliz año.
No sé si recordáis que hace algunos meses, concretamente el día 15 de julio, colgué un texto sobre el concierto que dieron Avalanch en la Semana Negra de Gijón. Pues ahora, varios meses después, me hice con el disco en directo que se grabó esa noche. Se titula Caminar sobre el agua y es muy, pero que muy recomendable.


Como disco en directo, captura perfectamente la caña y la rabia de esa noche, desde el principio con "Ángel de la muerte" hasta el final con "La prisión de marfil", pasando por temas como "Hoy te he vuelto a recordar", la cañera y recuperada "Torquemada" y momentos más intimistas como "Alborada" o la versión instrumental de "Santa Bárbara". Porque es destacable el hecho de que incluye todo el concierto.
Si he de buscar algún defecto al disco, diría que el fallo es que no se incluyen en él ni la intro del concierto ni la música de cierre. Pero sí se incluyen en el dvd, que trae el concierto completo con todo, con imágenes muy cuidadas y con un sonido inmejorable. Sí es verdad que trae pocos extras, porque sólo trae un vídeo del grupo justo antes de salir a tocar y las fotos de esa noche, la mayoría de las cuales están en el libreto. Los extras más interesantes (un par de videoclips, textos de los músicos y algunas caricaturas) están en la web del grupo.
Y lo mejor de todo... Pues que al principio del dvd, cuando empieza el concierto, se nos ve de lejos a mi colega Miguel (el Garry) y a mí, jeje.
Un abrazo.