"Todo poder laico, sin importar la forma en que se manifieste, es forzosamente un poder ateo, obra de Satanás".
Seguro que muchos de vosotros habréis escuchado, igual que la escuché yo, una frase muy parecida a ésta hace relativamente poco tiempo en la boca de un miembro de la Conferencia Episcopal Española. Pero en realidad, la que yo reproduzco es una frase pronunciada por el ayatolá Jomeini, líder de la revolución islámica de Irán, allá por 1979.
Y al leerla hace algunos meses mientras buscaba materiales para hacer la Unidades Didácticas de la oposición, me di cuenta de que a veces, aunque parezca raro, dos personas de diferentes países, de momentos históricos cercanos pero distintos, y que no profesan la misma religión, pueden llegar a ser sorprendentemente iguales.
Por mi parte, yo creo que eso puede ser porque lo que les hace tan parecidos es el fanatismo con el que profesan su religión (en este caso se trata de religión, pero sería igual si habláramos, por ejemplo, de ideología política o del equipo de fútbol al que siguen).
Y lo malo de los fanáticos es que son los únicos que tienen certezas. Para ellos todo es negro o blanco.
Lo chungo es que los demás vemos también el gris.
Un saludo.
Seguro que muchos de vosotros habréis escuchado, igual que la escuché yo, una frase muy parecida a ésta hace relativamente poco tiempo en la boca de un miembro de la Conferencia Episcopal Española. Pero en realidad, la que yo reproduzco es una frase pronunciada por el ayatolá Jomeini, líder de la revolución islámica de Irán, allá por 1979.
Y al leerla hace algunos meses mientras buscaba materiales para hacer la Unidades Didácticas de la oposición, me di cuenta de que a veces, aunque parezca raro, dos personas de diferentes países, de momentos históricos cercanos pero distintos, y que no profesan la misma religión, pueden llegar a ser sorprendentemente iguales.
Por mi parte, yo creo que eso puede ser porque lo que les hace tan parecidos es el fanatismo con el que profesan su religión (en este caso se trata de religión, pero sería igual si habláramos, por ejemplo, de ideología política o del equipo de fútbol al que siguen).
Y lo malo de los fanáticos es que son los únicos que tienen certezas. Para ellos todo es negro o blanco.
Lo chungo es que los demás vemos también el gris.
Un saludo.