Uno de los inconvenientes que tiene estar en el paro es que de vez en cuando nos buscan movidas, de las que nos avisan mediante educadas cartas que terminan con un mafioso recordatorio de nuestras "obligaciones como demandantes de empleo y, en su caso, perceptores de subsidios". La última, ir ayer a una charla sobre un "plan experimental". O lo que es lo mismo, hacernos ir dando por hecho que estar en el paro implica no tener nada que hacer. Encima, era a las once, hora perfecta para fastidiarme la mañana entera. Además, no nos decían nada de que fuera una charla, ni nada, así que llegué para allá con mi currículum debajo del brazo, por si acaso. La carta no nos decía a qué parte del edificio teníamos que ir, de modo que me dirigí a información donde, por cierto, no había nadie. Quedaban quince minutos, así que me dispuse a esperar. Detrás de mí se fue formando una cola de tíos con hojas como la mía y cara de perdidos. Allí no aparecía funcionario alguno. En esto, me fijé en que varias mesas más allá, había una funcionaria que no hacía nada, así que me dirigí para ver si podía informarme. Muy amablemente, me dijo que yo debía subir al piso superior, información que, amablemente, transmití a los demás fulanos de la cola.
Una vez arriba, empecé a fijarme en la gente que iba al mismo sitio que yo. Tíos de mi edad o algo menos, con pinta de bakalas con pasta pero sin demasiados estudios. Una vez leí que el calzado decía mucho de la gente: allí sólo dos llevábamos zapatos. Observé que pocos llevábamos algo que no fuera la carta que nos mandaron, impresa en un folio azul. La pregunta es evidente: ¿A tan pocos se nos ocurrió llevar un currículum por si nos lo pedían? En fin...
Entramos, y entonces nos sueltan una charla sobre una fundación que, si queremos, nos daría formación para encontrar curro y que se comprometía a encontrar trabajo a al menos la mitad de los que aceptaran. La cosa parecía interesante. Pero en esto que nos dicen qué curros nos conseguirían: reponedor, mozo de almacén y cosas así, todas ellas muy respetables pero que no están dentro de mis aspiraciones actuales. De modo que pasé de la historia.
Cabreado porque había perdido la mañana, cuando salí de allí decidí bajar hasta el centro de la ciudad y pasarme por Paradiso, la librería donde suelo comprar. Pero esta vez no iba a comprar libros, sino una entrada. Una vez en el sitio, comentaba con uno de los dueños que ya había presentado la tesis doctoral el colega por cuyo libro me había interesado la última vez que había estado allí, y compré una entrada para el concierto que esa misma noche, anoche, daban la Bon Scott Band en el Casino de Asturias.
La Bon Scott Band es un grupo catalán que hacen versiones de AC/DC. Mejor dicho, hacen un concierto de AC/DC pero en pequeñito. Y ya que no voy a poder ver, al menos a corto plazo, a los AC/DC originales, fui a ver a éstos. Y lo hicieron genial. Salieron vestidos igual que los auténticos, con Ismael (guitarra solista) vestido igual que Angus y con Jordi (cantante) con una gorra igual a la de Brian.
No me suele gustar ir solo a conciertos, pero esta vez lo hice porque nadie se animaba y yo tenía muchas ganas. Tampoco sabía cómo sería un concierto en el Casino, pero bueno, tenía curiosidad. Así que para allá que fui, con ganas de Rock.
Salieron con algo de retraso, pero desde el principio, con "Thunderstruck", demostraron que iban a pasarlo bien y hacernos disfrutar. No eran sus canciones, pero las hicieron suyas, y las defendieron como se defienden las grandes canciones, al borde del escenario y con el público a pocos centímetros. "Rock n' Roll damnation", "Hard as a rock", "Shot down in flames", "If you want blood (you've got it)"... se las saben todas y las hacen bien, calcando hasta el más mínimo detalle de ellas. Así, escuché en directo una de mis canciones favoritas de AC/DC, "Dirty deeds done dirt cheap" y no pude evitar dar unos cuantos saltos. Ismael clava hasta la última nota de cada solo y hace a la perfección todos y cada uno de los movimientos de Angus Young, paso del pato incluido.
Jordi nos pide perdón por el sonido y nos dice que parte de la amplificación no llegó a tiempo. Da igual, lo pasamos bien igual.
Tocan "The Jack", y todos sabemos qué pasa entonces. Si éstos fueran AC/DC, Angus haría un strip tease, pero, ¿lo hará también Ismael? Pues claro que sí, imitando todos y cada uno de los movimientos del maestro.
- Iba a decir algo del Sporting - dice Jordi entonces- pero mejor me callo, porque, joder... vaya tela... Pero ahí seguís, con dos cojones aguantando. ¡Qué coño! Estáis en Primera, porque sois un equipo de primera, con una afición de primera y esta noche estáis siendo un público de Primera.
Sabe bien cómo ganarse al público, y tocan "Whole lotta Rosie". Después, unas campanadas nos dicen qué es lo siguiente. Claro, "Hells Bells".
Van cayendo más canciones, y si cerramos los ojos, casi podemos creer que estamos viendo a AC/DC de verdad. Cada vez falta menos para el final, y suenan canciones conocidas por todos.
Suena "Let there be rock", e Ismael se va del escenario. Pero seguimos oyéndole. ¿Dónde está? Ángel (bajo) y Freddy (guitarra rítmica) están al borde del escenario, y nos señalan al fondo de la sala. Nos volvemos, y allí está Ismael, junto a la barra. Y vuelve al escenario pasando entre el público.
La cosa toca a su fin: "TNT", "You shoock me all night long", "High voltage" y para acabar, "Highway to hell", para la que Ismael se pone unos cuernos diabólicos.
Esto es hacer música con ganas, con rabia y desde las tripas, disfrutando y haciéndonos disfrutar. Y haciéndome olvidar que los del paro me habían jodido la mañana.
Una vez arriba, empecé a fijarme en la gente que iba al mismo sitio que yo. Tíos de mi edad o algo menos, con pinta de bakalas con pasta pero sin demasiados estudios. Una vez leí que el calzado decía mucho de la gente: allí sólo dos llevábamos zapatos. Observé que pocos llevábamos algo que no fuera la carta que nos mandaron, impresa en un folio azul. La pregunta es evidente: ¿A tan pocos se nos ocurrió llevar un currículum por si nos lo pedían? En fin...
Entramos, y entonces nos sueltan una charla sobre una fundación que, si queremos, nos daría formación para encontrar curro y que se comprometía a encontrar trabajo a al menos la mitad de los que aceptaran. La cosa parecía interesante. Pero en esto que nos dicen qué curros nos conseguirían: reponedor, mozo de almacén y cosas así, todas ellas muy respetables pero que no están dentro de mis aspiraciones actuales. De modo que pasé de la historia.
Cabreado porque había perdido la mañana, cuando salí de allí decidí bajar hasta el centro de la ciudad y pasarme por Paradiso, la librería donde suelo comprar. Pero esta vez no iba a comprar libros, sino una entrada. Una vez en el sitio, comentaba con uno de los dueños que ya había presentado la tesis doctoral el colega por cuyo libro me había interesado la última vez que había estado allí, y compré una entrada para el concierto que esa misma noche, anoche, daban la Bon Scott Band en el Casino de Asturias.
La Bon Scott Band es un grupo catalán que hacen versiones de AC/DC. Mejor dicho, hacen un concierto de AC/DC pero en pequeñito. Y ya que no voy a poder ver, al menos a corto plazo, a los AC/DC originales, fui a ver a éstos. Y lo hicieron genial. Salieron vestidos igual que los auténticos, con Ismael (guitarra solista) vestido igual que Angus y con Jordi (cantante) con una gorra igual a la de Brian.
No me suele gustar ir solo a conciertos, pero esta vez lo hice porque nadie se animaba y yo tenía muchas ganas. Tampoco sabía cómo sería un concierto en el Casino, pero bueno, tenía curiosidad. Así que para allá que fui, con ganas de Rock.
Salieron con algo de retraso, pero desde el principio, con "Thunderstruck", demostraron que iban a pasarlo bien y hacernos disfrutar. No eran sus canciones, pero las hicieron suyas, y las defendieron como se defienden las grandes canciones, al borde del escenario y con el público a pocos centímetros. "Rock n' Roll damnation", "Hard as a rock", "Shot down in flames", "If you want blood (you've got it)"... se las saben todas y las hacen bien, calcando hasta el más mínimo detalle de ellas. Así, escuché en directo una de mis canciones favoritas de AC/DC, "Dirty deeds done dirt cheap" y no pude evitar dar unos cuantos saltos. Ismael clava hasta la última nota de cada solo y hace a la perfección todos y cada uno de los movimientos de Angus Young, paso del pato incluido.
Jordi nos pide perdón por el sonido y nos dice que parte de la amplificación no llegó a tiempo. Da igual, lo pasamos bien igual.
Tocan "The Jack", y todos sabemos qué pasa entonces. Si éstos fueran AC/DC, Angus haría un strip tease, pero, ¿lo hará también Ismael? Pues claro que sí, imitando todos y cada uno de los movimientos del maestro.
- Iba a decir algo del Sporting - dice Jordi entonces- pero mejor me callo, porque, joder... vaya tela... Pero ahí seguís, con dos cojones aguantando. ¡Qué coño! Estáis en Primera, porque sois un equipo de primera, con una afición de primera y esta noche estáis siendo un público de Primera.
Sabe bien cómo ganarse al público, y tocan "Whole lotta Rosie". Después, unas campanadas nos dicen qué es lo siguiente. Claro, "Hells Bells".
Van cayendo más canciones, y si cerramos los ojos, casi podemos creer que estamos viendo a AC/DC de verdad. Cada vez falta menos para el final, y suenan canciones conocidas por todos.
Suena "Let there be rock", e Ismael se va del escenario. Pero seguimos oyéndole. ¿Dónde está? Ángel (bajo) y Freddy (guitarra rítmica) están al borde del escenario, y nos señalan al fondo de la sala. Nos volvemos, y allí está Ismael, junto a la barra. Y vuelve al escenario pasando entre el público.
La cosa toca a su fin: "TNT", "You shoock me all night long", "High voltage" y para acabar, "Highway to hell", para la que Ismael se pone unos cuernos diabólicos.
Esto es hacer música con ganas, con rabia y desde las tripas, disfrutando y haciéndonos disfrutar. Y haciéndome olvidar que los del paro me habían jodido la mañana.