jueves, julio 29, 2010

Noches de vinagre y rosas

Muy buenas, colegas:
Al margen de mi militancia rockera y metalera, también tengo otras aficiones musicales, como por ejemplo puede ser mi afición a Joaquín Sabina. Y su concierto de anoche en Gijón, para presentar su último disco Vinagre y Rosas, fue más que interesante.
Hablar de un concierto de Sabina, y más si es en Gijón, es algo que va más allá de lo meramente musical. Es hablar de sentimientos, de poesía y, sobre todo, de complicidad, la que hay entre los músicos del escenario, y la que hay entre ellos y un público que les paga con un cariño enorme. Y es que no hay que olvidar que Gijón es una de las "ciudades santas" de esta "religión" tan peculiar que es el sabinismo.
Llegamos al Palacio de los Deportes a eso de las ocho y cuarto de la tarde, y nos sentamos cómodamente en la grada a esperar a que empezara, saludando a amigos y familiares que también estaban allí. Que ésa es otra: Sabina consigue que a sus conciertos vayan personas de todo tipo, al margen de generaciones o sensibilidades musicales.
Cuando apenas pasaban cinco minutos de las diez de la noche, las luces se apagaron y comenzó a sonar una melodía que todos reconocimos: la de "Y nos dieron las diez", canción conocida donde las haya en su repertorio, que en esta versión instrumental sirve como intro a los conciertos. Aunque decir "instrumental" no sería ser sincero, porque casi todas las ocho mil gargantas que estaban allí cantaron la letra de la canción.
Entonces, José Miguel Pérez Sastre, uno de los músicos que acompañan a Sabina en esta gira, comienza a tocar su acordeón mientras Antonio García de Diego, uno de los apóstoles del sabinismo, comienza a tararear la letra de "Lili Marleen", mientras los demás músicos van subiéndose a las tablas. Después de ellos, para delirio del público, salió el de Úbeda con su bombín para empezar a cantar "Tiramisú de limón", a la que siguió "Viudita de Clicquot", durante la cual alguien lanzó un tanga al escenario, que Joaquín se puso sobre el sombrero.
Sabina coge una guitarra y ataca "Ganas de...", seguida de "Medias negras" y "Aves de paso". A dúo con el guitarrista Jaime Asúa canta "Llueve sobre mojado", canción que se incluía en ese disco, Enemigos íntimos, que grabó con el argentino Fito Páez. La parte final de esta canción sirvió para presentar a la banda, en la que además de los que ya hemos mencionado, se incluyen en batería Pedro Barceló, la corista Mara Barros, que se come el marrón de sustituir a Olga Román, y, cómo no, Pancho Varona.
Entre canción y canción, Sabina demuestra que sabe ganarse al público, recitando poemas en los que asegura que Gijón es su casa, haciendo referencia a la selección o a personas de esta tierra. O al hecho de que las corridas de toros acaban de ser prohibidas en Cataluña (recordemos que Sabina es pro-taurino y "josetomasiano" acérrimo). Y entre esas referencias y dedicatorias, una a la mujer que mejor llora en el mundo, a su amiga, su "cuata", como él dijo, Chavela Vargas, la gran dama de la canción mexicana. Y esa dedicatoria fue seguida, por supuesto, de la interpretación de "Por el Bulevard de los Sueños Rotos".
A partir de aquí, no estoy seguro de acertar con el orden de las canciones, pero a pesar de eso, intentaré no dejarme ninguna en el tintero. Vamos a ver.
Una "Peor para el sol" fue seguida de un "Pacto entre caballeros" que sonó demasiado pronto y que dejó paso a los momentos en los que la estrella del concierto descansa y sus fieles escuderos llevan la voz cantante, así que Pancho Varona cantó "Conductores suicidas", y luego Mara Barros interpretó "Como un dolor de muelas", canción que, como sabéis fue escrita en parte por el subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Mara cantó el "Y sin embargo te quiero" mientras Sabina se acomodaba en la banqueta con una guitarra para que sirviera de introducción a "Y sin embargo". Interpretan la reciente "Cristales de Bohemia" y después, una dedicatoria al recientemente fallecido poeta Ángel González (al que en el último disco le dedica la canción "Menos dos alas", que no sonó anoche) provocó una larguísima ovación durante la cual parecía que Sabina se iba a emocionar. Sonaron "Peces de ciudad", que originalmente fue escrita para que la cantara Ana Belén, "¿Quién me ha robado el mes de abril?" y "Princesa", tras lo cual se produjo el primer parón.
A la vuelta, Antonio García de Diego, alternando el teclado y la guitarra, cantó "Amor se llama el juego", tras la cual Sabina volvió y sonaron "Contigo", "Una canción para la Magdalena", "19 días y 500 noches", "Noches de boda" y una "Y nos dieron las diez" que no sonó entera, ya que la empezaron en la segunda estrofa. Segundo parón.
A la vuelta, Jaime Asúa cantó "El caso de la rubia platino", que dio paso, ya con Joaquín a la voz, a "Embustera", "La del pirata cojo", de la que sólo interpretaron la primera mitad, y para terminar, "Pastillas para no soñar", durante la cual Pancho Varona tocó la guitarra, Jaime Asúa tocó el bajo y la tercera guitarra fue tocada por uno de los rodies. Sin solución de continuidad, mientras ellos se despedían del público, por los altavoces sonó la novísima "Crisis" (que yo creo que hubiera dado mucho juego en directo). El concierto había durado alrededor de dos horas y media y el Sabina nos había demostrado que sabe bien cómo hacer un gran concierto. Aunque éste fuera, según dice, uno de los últimos.
El buen hacer de Sabina y su gente nos hizo olvidar que éste había sido el concierto más caro de toda la gira, y desde luego, el más caro al que yo he ido en mi vida. Porque eso sí, se columpiaron bastante con el precio.
Y llegados a este punto, me despido de vosotros hasta la próxima, no sin antes mandaros dos besos.
Uno por mejilla.

6 comentarios:

El cojín de Lara dijo...

Sabina es un artista, pero como buen artista tiene sus cositas. Sus canciones son poesía pura y con razón dices lo del precio... En realidad, yo me prometí no volver a verlo desde que suspendió aquel concierto...No es que sea yo una persona rencorosa, pero es que me enfadé con el artista y sus múltiples salidas de tono. Así que me he prometido a mi misma que no volveré a verlo en directo salvo que venga "gratis". Sea como sea a mí me gustan sus clásicos y lo nuevo ya no me aporta. Me gusta tu crónica ;)

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

Hola, Lara, ¿qué tal?
¿Qué me vas a contar a mí de la suspensión aquella? Resulta que yo estaba allí con uno de mis lectores cuando rompió después de cantar "Calle Melancolía" (o sea, que fui de los "afortunados" que escuchamos seis canciones), y otros de mis amigos tenían entradas para los conciertos de los dos dias siguientes que nunca llegó a dar. Pero bueno, Sabina es Sabina y los de Gijón se lo perdonamos (casi) todo. No sé si hacemos bien, pero se lo perdonamos.
Y mientras dé conciertos como el del miércoles, creo que valdrá la pena hacerlo.
Un beso ;).

Anónimo dijo...

Preciosa crónica, Pablo. Sabina, con todas sus cosas, es uno de los mejores poetas españoles de las últimas décadas. Un abrazo.

IvanAndrea dijo...

Cuanto me alegro de haberte leído, porque anoche estuve en el concierto de Alicante y ha sido como
casi casi, volver a vivirlo.
Lo has redactado estupendamente.

Irène dijo...

Oye Pablo y no te pagan por escribir así? Creo que debes apuntar al periodismo, eh? Y no digo que no serás un profe magnífico.
Le ví en su última gira, sin haber podido tener la oportunidad anteriormente. Es para quitarse el sombrero. Una pena que viene a Almería el próximo sábado y que tampoco podré... se casa mi hermano quien ya fue a verle con 15 años cuando vino con Viceversa, casi nada lo que da de sí Mr Sabina. Le hemos escuchado muchísimo en casa, siempre.

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

Qué más quisiera yo que me pagaran por hacer estas crónicas...
Pero no, esto lo hago por amor al arte, jejeje.
Sabina es la banda sonora de la casa de muchos de nosotros desde que éramos niños, así que es normal que a todos nos guste, ¿no os parece?
Por cierto, Ivan Andrea, bienvenido a este blog. Espero que te guste y que te tengamos por aquí de vez en cuando.
Un saludo a todos.